La libélula es reconocible y reconocida por todo el mundo. Pero ¿conocéis su vida secreta? Hoy os la desvelamos. No os lo perdáis, es toda una historia de terror.
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Desde que somos bien pequeños, las reconocemos. Salimos de excursión a la piscina, al río, y las vemos. Como pequeños helicópteros, sobrevuelan la superficie del agua de ríos y charcas, aunque no sabemos en general muy bien que es lo que hacen. A veces, en verano, las vemos unidas de dos en dos, apareándose, y parando de vez en cuando en alguna rama caída en el agua. Otras veces las observamos con más detenimiento y observamos como paran en la punta más alta de las hierbas altas, y ahí se quedan, quietas.
Las libélulas son unos invertebrados voladores sorprendentes y fascinantes, especialmente por su forma de volar, ágil y rápida, que nos recuerda a ingenios mecánicos voladores. El grupo de los Odonatos, como se denomina a este grupo de animales comprende a las libélulas como tales, ejemplares de gran tamaño y mucho colorido, y también a los conocidos como Caballitos del Diablo, más pequeñas y ligeramente distintas.
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En España podemos observar cerca de 77 especies distintas de libélulas, y en el mundo entero hay más de 5.000 especies, algunas de ellas en los trópicos, que son realmente grandes.
Y aquí empieza la vida secreta de la libélula. Una de las cosas de este increíble animal, y que mucha gente no conoce, es que son carnívoras. De hecho, la palabra «odonato» derivada del griego οδοντός , odonto, viene a decir más o menos «mandíbula con dientes» y es que las preciosas libélulas de colores metalizados que nos deleitan con fantásticas piruetas en el aire en esos días de verano junto al río, son unas depredadoras impresionantes. Podríamos definirlas como las «rapaces invertebradas». Impresionantes águilas en miniatura que acechan a sus presas desde sus atalayas de observación o a través de sus patrullas aéreas, atrapando todo aquello que sea, al menos, algo más pequeño que ellas, incluso otro ejemplares de libélula.
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La Naturaleza es cruel, muy cruel, pero esto es simplemente una apreciación desde el punto de vista moral del hombre. A menudo, cuando vemos documentales sobre los grandes depredadores africanos cazando las crías de los herbívoros de la sabana, pensamos «pobrecito ñu», o «pobrecita cebra«… Si, es cierto, la sensibilidad que el humano tiene sobre ciertas cosas de la vida y la naturaleza nos hace tener ciertos sentimientos de pena al presenciar escenas de este tipo, y mucho más desde que el hombre se ha hecho urbano. Pero la realidad es que la naturaleza no concede tal sentimiento al resto de los seres vivos. Los animales viven y mueren. Unos escapan, otros persiguen, y tanto unos como otros, solo buscan vivir un día más.
Desde nuestro punto de vista y de esa moralidad y sensibilidad que decimos, cuando ves una escena de caza de una libélula o de una Mantis religiosa, te pasan por la cabeza muchas cosas. Y es que la forma en la que estos depredadores capturan y devoran a sus presas es de película de terror. El depredador no tiene sensibilidad, solo hambre. Y su presa está todavía viva cuando comienza a devorarla.
©Andrés López / countrysessions.org
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La vida secreta de las libélulas que mucha gente no conoce, es que la primera parte de su vida es acuática. Los adultos se aparean y ponen los huevos en charcas poco profundas. Las larvas desarrollan su primera fase como insectos acuáticos. Y por supuesto, son carnívoros.
Hasta aquí llegamos hoy con esta historia sobre la naturaleza más común, y al mismo tiempo más desconocida. En la siguiente entrega, os desvelaremos el final de esta historia misteriosa sobre las libélulas, y mostraremos algunas imágenes que pocas veces se suelen ver de estos fascinantes invertebrados alados, que primero viven en el agua.
Texto: ©Andrés López / countrysessions.org
Fotografías: ©countrysessions.org
Articulo perteneciente a la serie
Libélulas
- La vida secreta de las libélulas 1ª Parte
- La vida secreta de las libelulas 2ª Parte
