«Rompiendo lanzas».

Este texto ha sido seleccionado y publicado integramente en la revista National Geographic (edición española) del mes de junio 2008.

En el número de abril de la revista National Geographic se publicaba un artículo de Mary Roach y fotografías de Frans Lanting sobre un grupo de chimpancés en Senegal que estaban realizando actividades claramente cazadoras, fabricando ellos mismos «lanzas» con las que intentan cazar pequeños simios ocultos en las oquedades de los troncos de los árboles.


Foto:Frans Lanting y Mary Roach. Fuente: National Geographic

Estos estudios junto con los resultados obtenidos por parte de la investigadora Jill Pruetz han puesto de manifiesto lo cercanos que estamos monos y hombres. Por lo que parece según se desprende del reportaje, el trabajo de esta científica se ha visto en varias ocasiones boicoteado y criticado desde algunos sectores de la misma comunidad científica.

El título del reportaje ya prometía, y como fotógrafo de naturaleza que soy, ver un nuevo trabajo de Frans Lanting siempre es un placer, pero no me podía ni imaginar el impacto que me iba a producir leer el artículo de Mary Roach sobre los chimpancés de sábana del sur de Mali y las sorprendentes, y porqué no decirlo, «populistas» investigaciones de la antropóloga Jill Pruetz.

Desde mi ignorancia académica, pero con ciertos conocimientos de ecología y biología, no me cuesta mucho esfuerzo dar crédito a los planteamientos de Pruetz sobre la construcción de «lanzas» para cazar por parte de los chimpancés. Pero por lo que entiendo en el texto del reportaje, parece ser que la controversia generada por Pruetz en los círculos científicos internacionales se basa más en una cuestión lingüística por la utilización de la palabra «lanza» que por el acto en si mismo que está siendo documentado en los simios.

No termino de entender esta cuestión, pero me fascina, y supongo que al resto del planeta, descubrir una mañana a través de NG, que hay un grupo de chimpancés en África que en sus labores diarias de búsqueda de alimento construyen armas para cazar, al igual que lo hicieron nuestros antepasados primates y al igual, por supuesto, que somos capaces de hacer cualquiera de nosotros hoy día, en el momento que nos lo propongamos. Dicho de otra manera, si me considero una persona que acepto las teorías darwinianas sobre la evolución y el origen del hombre, no tengo porque rechazar la cuestión de la «lanza«.

¿Puede tener algo que ver el rechazo de las lanzas de Pruetz por parte de ciertos sectores científicos con cuestiones religiosas? ¿Podría tener algo que ver esta controversia científica con la posibilidad de que aceptar «lanza» es aceptar que los chimpancés son una especie de hombre (o viceversa) y que por lo tanto no fuimos creados del barro?

Quiero «romper una lanza» en favor de Jill Pruetz por sus observaciones y trabajo dedicado y continuado en medio de la sábana que han llevado a que yo, y espero muchos como yo, de nuevo nos afirmemos en la certeza de que somos unos simios. Quiero felicitar a Mary Roach y Frans Lanting por el fantástico reportaje, y felicitar a NG por apostar por un reportaje como este, que posiblemente en otros círculos haya sido rechazado por culpa de la palabra «lanza«.

©Andrés López / www.countrysessions.org