Esta iglesia pretendía ser una Basílica que sustituyera en importancia a S. Juan de la Peña, pero como los propósitos que nos hacemos todos los principios de año, si no se ajustan a nuestra realidad se quedan en nada.
El templo de Agüero fue donado por el rey Sancho Ramírez (1064-1094) al Monasterio de S. Juan de la Peña, por lo que se plantea que dicho monasterio pretendía trasladarse aquí porque su antiguo emplazamiento tenía unas condiciones de vida muy rigurosas y ya se había quedado fuera de todo cruce de caminos de los centros del poder político. A pesar de no estar terminado con el fin que se planeó inicialmente, está catalogado como Monumento Nacional de Interés Cultural y su localización es inmejorable.
Destaca en el horizonte, sobre una colina que domina campos de cultivo y olivos, junto a los famosos mallos del municipio que tienen el mismo nombre y que pertenecen a la Hoya de Huesca.
El muro producido por estos formidables mallos de Agüero son el límite entre la montaña pirenaica y el Somontano que se encuentran apenas a unos 43 km de la capital de Huesca.
La mala gestión del abad hizo que el templo destinado a ser un monasterio quedara inacabado. A modo de ejemplo sólo hay que comparar el lado derecho del edificio, con sus columnas alineadas rítmicamente dirigiendo nuestra mirada hacia el cielo, con la tosquedad del lado izquierdo del mismo. Como moraleja de los enredos que hicieron que no se pudiera terminar, la última cosa que se realizó fue una cara del diablo en su pared.
El arquitecto inició el proyecto con una planta de una basílica de tres naves y tres ábsides semicirculares que se relacionan, por sus estructuras y esculturas, con la Catedral de Santo Domingo de la Calzada, pero para cerrar los ábsides y terminar la decoración se recurrió al maestro de S. Juan de la Peña o de Agüero y sus colaboradores. Originarían un estilo muy característico que se manifestaría en S. Juan de la Peña, S. Pedro el Viejo de Huesca, las portadas de S. Nicolás de Frago y S. Antón de Tauste entre otras.

© Pablo Torras/www.countrysessions.org
En la portada principal hay una escena de la Adoración de los Reyes en el Nacimiento de Jesús
y en los capiteles de las columnas podemos ver
Leones devorando carneros © Pablo Torras/ www.countrysessions.org |
Músicos y bailarinas © Pablo Torras/ www.countrysessions.org |
Perros enfrentados © Pablo Torras/ www.countrysessions.org |
Bailarina contorsionista © Pablo Torras/ www.countrysessions.org |
Mantícoras © Pablo Torras/ www.countrysessions.org |
Centauros © Pablo Torras/ www.countrysessions.org |
Finalmente, en los dos modillones de la puerta hay una alegoría con dos monstruos a izquierda y derecha
Monstruo que atrapa a un soldado por una pierna © Pablo Torras/ www.countrysessions.org |
Monstruo con ser espiritual renaciendo de su boca © Pablo Torras/ www.countrysessions.org |
Un dato curioso que llama la atención son las numerosas marcas de los artistas canteros que nos darán una pista de sus trabajos en otras iglesias y que también darán origen a numerosas leyendas y literatura sobre los mensajes secretos que ocultaban.
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Texto y fotografías: © Pablo Torras/www.countrysessions.org