Hoy bajamos a la calle de la ciudad para fotografiar aquello que es más inherente al animal humano: la cultura. Aprovechamos para reivindicar los lugares urbanos como un gran foro de expresión cultural.
Este domingo se han llenado el centro de la ciudad de Madrid para todo tipo de manifestaciones artísticas. No entramos en si el contenido de la reivindicación es cierto o no, este no es el lugar, sino en las formas de expresión, una gran fiesta artística a pie de calle a la que los coches habían arrebatado el espacio en favor del humo, las prisa y la contaminación.
En el hombre es una animal social por naturaleza y sus instintos, entendidos como esquemas rígidos de comportamiento, son modulados en su mayor parte por la capacidad aprendizaje en sociedad, de tal manera que si no es por ésta al nacer apenas podría vivir unas horas.
Con nuestros parientes más cercanos, los primates, se ha podido comprobar que dependiendo del grupo en que vivan adquieren un conjunto de comportamientos sociales y habilidades, según la definición de cultura de la R.A.E., muy diferentes unos de otros.
El filósofo R. Garaudy, afirma que nacemos muy viejos, dependiendo de las costumbres de aquellos que nos rodean y que han sido heredadas durante muchos siglos. Sólo con el tiempo vamos contrastando esta herencia con la realidad y es al final de la madurez cuando podemos llegar a tomar decisiones realmente libres, pero no antes de conocer toda nuestra historia cultural sino queremos volverla a repetir. Ésta es la causa por la que es tan importante que la cultura social llegue a todas partes.
Estos niños que disfrutan de una inocente obra de teatro infantil,
que se embarcan por un momento junto a los cañones de los piratas,
que bailan detrás de las comparsas de danzantes,
que siguen los latidos de los tambores de las bandas de músicos,
que asisten con la boca abierta y sobre los hombros de sus padres a la diversión de un dueto de blues,
o que siendo apenas unos adolescentes tienen la oportunidad de cantar en público de forma impecable la más difícil de las arias fruto de su esfuerzo cotidiano, siempre tendrán en su memoria esta festiva fecha.
Como colofón «El coro de los esclavos«, de Nabucco de Giuseppe Verdi seguido por las voces de todos los asistentes. Los niños lo asociarán con la Puerta de Alcalá y se preguntarán cuánto falta para la próxima oportunidad de poder cantar todos unidos junto con la coral en el mismo centro de la ciudad.
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Texto y fotografías: © Pablo Torras/www.countrysessions.org