Parque de las Hoces del Ebro (Burgos).

Al sur de las Merindades nos encontramos este agradable paseo por el río a cubierto de un gran bosque y respaldado por los farallones de piedra caliza propios de los grandes cañones.

© Pablo Torras/www.countrysessions.org

Si llegamos desde lo alto del puerto podemos tener  una vista general desfiladero, como si estuviéramos en una película del Oeste Americano, que nos dará un idea de la magnitud del mismo, pero es sólo cuando nos adentramos en él cuando nos damos cuenta de la belleza que alberga y la diversidad de su fauna y flora.

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Las Hoces están escoltadas en su principio y fin por las poblaciones de Pesquera de Ebro y Orbaneja del Castillo. De ésta última ya hablamos en este mismo blog, aunque su entorno y lo cuidado de sus calles bien merecería una segunda parte.

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El imponente puente de acceso a Pesquera nos recuerda que para tener el privilegio de pasar por este sitio, estratégico tanto económicamente como culturalmente, había que pagar una cuota y esto queda reflejado en los escudos de familia grabados en las paredes de las casonas y palacios de los siglos XVI, XVII y XVIII construidas en piedra de cercanas canteras.

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En la plaza central del pueblo frente a la iglesia, no puede faltar el tradicional olmo aunque afectado por la plaga que los diezmó en Europa.

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Podemos visitar el río cómodamente desde la carretera que corre paralela a él y que de vez en cuando se desvía hasta a los límites del precipicio para obtener una magnífica vista de bosque desde arriba, donde podremos observar especies propias tanto de climas más cálidos como el quejigo, encina, rebollos y arces, como las hayas típicas de climas más húmedos.

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Aunque lo mejor es descender al fondo del cañón y recorrerlo  bajo la cubierta de árboles de ribera como el sauce, chopo y los alisos, donde escucharemos el refrescante  ruido del agua y el sonoro canto de las 117 especies de aves que lo habitan. En su interior también se encuentran 21 tipos diferentes de mamíferos, pero es el reino de la esquiva nutria  y de rapaces tan emblemáticas como el águila real, el águila perdicera, el búho real y el buitre leonado entre otras.

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De vez en cuando nos regalará con sorpresas como las orquídeas

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y las benefactoras culebras, una de las mejores aliadas de los agricultores contra las plagas de roedores.

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Finalizamos igual que empezamos, con la vista general de uno de sus pueblos  cuando se ensancha en una gran llanura y que nos hace prever que la visita en otoño promete ser espectacular.

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Texto y fotografías: © Pablo Torras/www.countrysessions.org

Para saber más pinchar sobre el enlace Parque Natural Hoces de Alto Ebro y Rudrón