Siempre hemos apoyado que las calles estén al servicio de los ciudadanos y que sean un escenario de la cultura, desplazando así la supremacía de los coches que sólo han de servir como medio de comunicación entre la gente, pero no convertirse en un fin en sí mismo.
© Pablo Torras/www.countrysessions.org
El dibujo siempre ha sido una forma de expresión natural de los niños que se ven ilusionados en cuanto tienen unas pinturas en sus manos. Todavía recuerdo las historias de mi padre, que nunca tendría oportunidad de estudiar en una academia de arte, de que cuando era pequeño en su tiempo libre se escapaba al museo del Prado. Se pasaba las horas muertas observando cómo la gente que estaba aprendiendo a pintar se enfrentaba a un cuadro del museo e intentaba reproducirlo a carboncillo. Nunca podré agradecer suficientemente cuántas lecciones sobre dibujo y composición recibí de él cuando yo apenas sabía coger un lápiz.
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Por ello damos la bienvenida a cualquier iniciativa que lleve la cultura a las calles y que haga partícipe de ello a los niños, ya que serán éstos los que en el futuro las sentirán como suyas y las asociarán a un punto de encuentro entre las personas y a la expresión social como una forma de compromiso con la realidad.
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Es la mejor prevención contra las reuniones cuyo único fin es la evasión mediante todo tipo de adicciones. Especialmente las alcohólicas, que sólo pretenden engullir alcohol, cuanto más rápido y en mayor cantidad mejor para llegar antes a la anulación de cualquier rasgo de personalidad y de conexión con los demás.
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Para saber más pulsa sobre el enlace del Museo ABC y de las actividades para niños que organiza el Club de los Sábados
Texto y fotografías: © Pablo Torras/www.countrysessions.org
