Vivir sobre la falla del Atlántico que divide Eurasia y América y los volcanes que se originan tiene que tener algunas ventajas energéticas que los islandeses han sabido aprovechar muy bien.
Después de la revolución industrial los recursos energéticos de Islandia le han servido para algo más que para tener unos confortables baños de aguas termales como veremos en otra entrada del blog.
Río de agua hirviente© Pablo Torras/www.countrysessions.org
La posibilidad de tener acceso a una fuente permanente de calor como es la del agua hirviente tanto en superficie como en el subsuelo tiene una serie de ventajas energéticas en un clima tan duro como el largo invierno polar.
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Se pueden caldear los invernaderos que han proliferado para la producción agrícola y que de otra manera tendrían que importar de lejanos países más cálidos.
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Se tiene acceso al agua caliente instantánea y calefacción en todas las casas. Con sólo una de estas plantas de energía que visitamos ya tenían energía suficiente para abastecer a la población.
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Pero sobre todo, no hay más que conectar éste agua hirviente al eje de una turbina y con la diferencia de temperatura producida con los fuertes vientos del exterior ya tendremos el movimiento necesario para poner en marcha la maquinaria de cualquier fábrica. ¡Cuántas empresas en el resto del mundo suspirarían por una energía tan ecológica y barata!
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Además, el calor que sale de la tierra es tan fuerte que incluso les ha llevado a plantearse el instalar fábricas, como las de aluminio, que de otra manera no serían rentables por el alto gasto energético que supondrían.
© Pablo Torras/www.countrysessions.org
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Texto y fotografías: © Pablo Torras/www.countrysessions.org
Para saber más pulsa sobre los enlaces subrayados de la serie de Islandia del blog:
Cascadas de Islandia. Hraunfossar y Barnafoss.
Glaciares de Islandia. El Glaciar de Langjökull
Pingvellir (Islandia). La línea divisoria entre América y Eurasia.
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