Escapada a Lisboa (El Monumento a los Descubridores y la Torre de Belém)

En la segunda entrega sobre Lisboa, nos centramos en otro barrio y zona turística: Belém y el paseo al lado del río donde se encuentra el monumento a los Descubridores.

A solo 7 km de Lisboa se encuentra Belém, una freguesia de Lisboa que es un destino obligado para los turistas que visitan la capital de Portugal.

Monumento a los Descubrimientos

© Javier Abad / countrysessions.org

En este barrio de la ciudad, encontramos 4 lugares que son visitados ineludiblemente por casi todos los turistas que van a Lisboa, dada su cercanía. Hoy hablaremos de dos de ellos, empezando por el Monumento a los Descubridores.

Este monumento se erigió en 1960, conmemorando el 500 aniversario de la muerte de D. Henrique el Navegante, descubridor portugués de Madeira, Las Azores y Cabo Verde.

Detalle Monumento a los Descubrimientos

© Javier Abad / countrysessions.org

Con una altura de 52 metros, contiene un grupo escultórico en forma de proa de barco, y en el extremo se presenta al infante Henrique el Navegante con una carabela en las manos, y tras él, a cada lado del monumento se representan a navegantes, cartógrafos y reyes portugueses, todos ellos ligados a los descubrimientos.

Se puede subir a la parte superior del monumento a través de un ascensor, desde el que se puede observar una panorámica de Belém y del río Tajo, así como una rosa de los vientos, regalo de Sudáfrica, que está representada en el suelo.

Es un lugar muy transitado por los visitantes y los lisboetas que acuden a hacer ejercicio en bicicleta, correr o simplemente pasear. Ocasión que aprovechan los vendedores de collares, amuletos y demás recuerdos, como este que nos encontramos vendiendo amuletos mientras caminabamos desde el Monumento a los Descubridores hacia la Torre de Belém.

Vendedor de felicidad.

© Javier I. Sanchís / countrysessions.org

Siguiendo nuestro paseo nos encontramos con la Torre de Belém, quizá lo que más asociamos con la visita a esta freguesía. Esta torre es una fortaleza construída en la antigua playa de Rastrelo, para proteger la entrada a puerto a través del río Tajo, aunque su uso defensivo fué perdiéndose con el tiempo, y se convirtió primero en centro recaudador de impuestos, y llegó a ser utilizada como prisión.

Torre de Belén

© Javier I. Sanchís / countrysessions.org

Tiene dos zonas diferenciadas: la torre y el baluarte. Al contrario de las clásicas construcciones medievales, tiene una profusa decoración, de estilo manuelino (al gusto del rey Manuel I) , con influencias islámicas y orientales, como se puede observar en sus cúpulas moriscas con adornos de figuras animales. Una de ellas muestra un rinoceronte, siendo la primera vez que se representó a este exótico animal en Lisboa.

Torre de Belém desde el Baluarte

© Javier Abad / countrysessions.org

En la terraza se puede observar una imagen de Nossa Senhora de Bom Sucesso, también conocida como la Virgen de las uvas. La fachada principal mira hacia el rio, y tiene una exquisita decoración, con una línea de almenas en forma de escudos en su parte superior, y una balconada con arcos de mediapunta y una decoración que recuerda a los palacios venecianos.

Detalle de la balconada

© Javier Abad / countrysessions.org

 Desde el balcón de la torre se tiene una perfecta visión del baluarte y de la orilla opuesta del rio Tajo. La torre dispone de cuatro pisos a los que se accede por una escalera de caracol, con un curioso sistema electrónico que indica cuando subir o bajar, para evitar que los visitantes se encuentren, dada la estrechez de la escalera.

Balcón en la Torre de Belén

© Javier I. Sanchís / countrysessions.org

Uno de los motivos de esta escapada a Lisboa era probar varias cámaras fotográficas y lentes. Así que aprovechando el monumento y un tiempo desapacible optamos por realizar una secuencia de tomas para un montaje HDR llevado a unos extremos poco convencionales, si nos permitís la licencia.

Torre de Belén

© Javier I. Sanchís / countrysessions.org

En nuestra próxima entrada sobre Belém, nos centraremos en el Monasterio de los Jerónimos, y en algo dulce que siempre nos recordará a este lugar: los pasteles que tienen su nombre.

Texto y fotografías: © Javier Abad y Javier I. Sanchís / countrysessions.org

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