Siguiendo con la serie de la costa del Algarve, llegamos al faro del fin del mundo de la Antigüedad Mediterránea: El Cabo S. Vicente.
Como no podía ser de otra forma, un punto tan emblemático tiene que estar amurallado, y también, como toda casa típica del sur, tiene que estar encalada en blanco para poder resistir los calores veraniegos.
Si nos fijamos un poco más y continuamos con la tradición del sur, fuera de del recinto amurallado podremos ver los senderos originados por los rebaños de las ovejas.
La altura del acantilado es ya en sí una muralla frente a los embates del mar y nos da una idea del miedo que debían sentir en la antigüedad a transgredir estos límites marinos con sus pequeñas embarcaciones.
Hablando de los límites del mundo conocido. Si observamos las plantas del jardín del faro, podremos comprobar la forma helicoidal de sus flores.
Es la misma que nos encontramos tanto en las macro como en las micro estructuras del Universo actual y que hemos podido conocer gracias a las ciencias de la Astronomía y la Nanotecnología respectivamente. La esencia del Mundo en nuestro pequeño jardín.
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Texto y fotografías: © Pablo Torras/www.countrysessions.org
DATOS DE LA FOTOGRAFIA
Canon 7D
Objetivos Canon 17-85mm 1,4 EFS
Polarizador
ISO 400
Derechos de Autor:
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