Continuamos nuestra ronda por las playas del cantábrico, esta vez con playas menos conocidas, pero no por eso menos interesantes.
La playa del silencio no tiene tanta fama como la cercana de las catedrales. No obstante, es considerada Paisaje Protegido, Lugar de Importancia Comunitaria y zona ZEPA.
Para acceder a ella es necesario bajar/subir una gran escalinata y como no hay zonas de servicios comerciales cercanas, la masificación no ha llegado a ella.
La tranquilidad de su cala contrasta con la de la fuerza de las olas de la playa adyacente de La Barquera que vemos en un segundo plano más al fondo, como si fueran las dos caras de la misma moneda de La Mar.
Una especie del doctor Jekill y Mister Hyde, o como se diría ahora, del lado oscuro que tenemos todos dentro.
Ambas aparecen de repente, como escondidas entre la maleza de las abruptas de la montañas de la cornisa cantábrica.
Nos trasladan sin ningún tipo de transición a otros mundos.
A veces las montañas parecen domesticadas y convertidas en grandes zonas de pastos, donde el verde de la hierba ofrece el contrapunto al azul del mar y la calima del cielo. No hay que ser muy linces para averiguar de dónde vienen los cuadros abstractos de la supuesta pintura vanguardista más avanzada que lo resuelven todo con dos brochazos. Sin duda me quedo con el original de la Naturaleza.
Quizá la imagen más bucólica hay y que inspire más tranquilidad son las vacas pastando, pero no debemos olvidar las moles de rocas descarnadas del fondo que nos hablan de la violencia y el retorcimiento de las placas tectónicas que formaron la cordillera asturiana.
Por principio estoy en contra de los grafitis y los murales que embadurnan el espacio de todos en nuestros campos y ciudades con la supuesta originalidad artística del que sólo sabe poner su firma como los niños pequeños que todavía no saben leer y sólo saben poner su nombre. Pero esta caseta se ve convenientemente decorada y no rompe con la estética del lugar.
Finalmente, nos despedimos con esta familia a la que parece que la mar se abre camino entre las rocas ofreciendo la inmensidad de un nuevo futuro, mientras la mujer mira hacia atrás, como una moderna Lot, que abandona las rémoras del pasado.
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Texto y fotografías: © Pablo Torras/www.countrysessions.org
DATOS DE LA FOTOGRAFIA
Olympus O-MD E-M1
Objetivo Olympus 12-40mm 1: 2.8 PRO
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