Siguiendo la pista de uno de nuestros pintores favoritos, J. Sorolla y su colección “Y aún dicen que el pescado es caro” nos hemos acercado al Mediterráneo, uno de sus paisajes favoritos, donde todavía quedan alguno de esos pueblos donde se sigue pescando del modo artesanal.
Los más antiguos del lugar los recordamos con sus casitas bajas frente a la costa con los barcos delante de ellas oliendo a salitre y pescado mientras veíamos cómo reparaban las redes estiradas a lo largo de la playa.
Hoy éstas han sido transformadas en grandes torres de apartamentos para el disfrute del turismo, pero aún conservan la tradición artesanal de la pesca y si uno es madrugador puede acercarse a la lonja para oír cómo cantan el precio de las cajas de pescado en la subasta.
Los barcos han sido arrinconados al puerto deportivo y los pescadores contemplan los grandes yates de lujo mientras reparan las redes entre las dos salidas diarias que tienen que realizar a horas intempestivas haga frío o calor.
Con el boom de la construcción mal vendieron sus barcos creyendo encontrar un trabajo más cómodo y sobre todo más compatible con la vida familiar. La realidad fue otra y cuando se desinfló la burbuja inmobiliaria se encontraron en la calle y tuvieron que convertirse en asalariados de unas artes que dan para poco frente a los grandes barcos-factoría que esquilman los océanos.
Algunas mujeres no pudieron aguantar el ritmo del trabajo de sus maridos y la larga espera con la incertidumbre de si volverán un día de mala mar. Muchas son las familias que se han roto en el intento.
Hoy en día se está volviendo a las piscifactorías en alta mar,
y decimos volver, porque ya existía esta tradición en la época de los romanos y en “Los Baños de la Reina” se están realizando excavaciones arqueológicas donde se construyeron a base de pico y pala piscinas naturales como criaderos del pescado.
Junto a ellas podemos ver cómo se acumulan las hojas muertas de la mal llamada “alga” Posidonia Oceánica.
Esta planta, que no es un alga, fue utilizada antiguamente como medicina natural en los balnearios y cuando se impuso el turismo comercial de sol y playa se retiraba con excavadoras todas las mañanas de la arena antes de que vinieran los veraneantes. Hoy se ha descubierto que su presencia es en realidad un buen indicador de la calidad de las aguas.
Nos despedimos con una imagen de la tormenta que sorprende a los pescadores al despuntar el día y que no es obstáculo para que sigan con su dura tarea, mientras parecen cantar con más actualidad que nunca” La Canción del Pescador” de Adolfo Celdrán.
Canción del pescador
(Carlos Álvarez – Adolfo Celdrán)
Tengo las redes llenas
(manos vacías).
Las redes son del amo;
las manos, mías.
Estaba el mar vacío
bajo la noche;
con sudor lo llenamos
los pescadores.
Está el campo sombrío
de madrugada;
con las manos hacemos
la luz del alba.
¡Cuándo será la tierra
tuya en tus manos;
tuyas la barca y redes,
y el mar tu esclavo!
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Texto y fotografías: © Pablo Torras/www.countrysessions.org
DATOS DE LA FOTOGRAFIA
Olympus O-MD E-M1
Objetivo Olympus 12-40mm 1: 2.8 PRO
Objetivo Olympus 40-150mm 1: 2.8 PRO y Duplicador x1,4
Derechos de Autor:
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Imagen y palabras q me acercan a la firme acogida del mar, su gente, y la vida