Hoy nos vamos a Sintra, una localidad situada a poco más de media hora en coche desde Lisboa, y uno de los lugares más visitados de todo Portugal.
Uno de sus atractivos, de entre los muchos que tiene, es el Palacio Nacional da Pena, que fue una de las residencias de verano favoritas de la familia real portuguesa durante el siglo XIX, y su construcción fué ordenada por Fernando II de Portugal hacia 1836.
Situado a pocos kilómetros del centro histórico de Sintra, se encuentra en en lo alto de una colina, concretamente en el segundo punto más alto de la Sierra de Sintra, de manera que puede ser divisado desde cualquier punto del parque.
En su origen fué un monasterio de frailes jerónimos, lógico por el lugar solitario en el que está enclavado y por su inaccesibilidad y cuando la orden se trasladó a Lisboa, el príncipe Fernando II de Portugal, encargó su construcción al arquitecto de origen alemán Ludwig Von Eschewege como regalo a la esposa del príncipe Fernando II, Doña María II de Portugal.
Su arquitectura es una mezcla de muy diversos estilos, siendo el mejor ejemplo del Romanticismo en Portugal, aunque tiene elementos de estilo renacentista, gótico, manuelino e islámico.
En él encontramos cúpulas acebolladas, torres brillantes con cúpulas revestidas de azulejos amarillos, almenas de colores rosados, y fachadas revestidas de azulejos azules, así como referencias mitológicas como el Adamastor o «gigante de las tempestades», que nos recibe a la entrada del palacio.
Este ser pertenece a Os Lusíadas, la epopeya en verso escrita por el gran escritor y poeta portugués Luís de Camões , y publicada en el año 1572.
Se puede decir que es un castillo «de cuento» tanto por lo impresionante de su silueta y su situación como por los vivos colores, azules, amarillos y rojos que tiñen sus torres, almenas y muros.
Alrededor de un pequeño patio central, de claras influencias árabes, encontramos varias estancias en las que vivían los habitantes del palacio: habitaciones privadas, comedores, salones, y una antigua cocina, llena de cacerolas, caharros y diversos utensilios. Estancias que se han restaurado para que luzcan como en sus mejores tiempos.
Alrededor del palacio encontramos un jardín, lleno de caminos y recovecos, y multitud de plantas y especies botánicas de todo el mundo, aprovechando el clima húmedo de la Sierra de Sintra. Este parque alberga mas de 500 especies de árboles y bien merece un paseo.
El Palacio da Pena fue declarado Monumento Nacional en 1910 y forma parte del Paisaje Cultural de Sintra, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995.
Se puede llegar desde Sintra andando, lo que llevará aproximadamente 1 hora, aunque al ser un camino muy empinado y lleno de curvas, si no estás en forma es más aconsejable tomar uno de los minibuses que llevan al Palacio desde la estación de tren de Sintra. También hay transportes privados que suben y bajan constantemente y que pueden compensar si vais en un pequeño grupo o compartís con otros viajeros como nosotros hicimos con una pareja que nos encontramos en la parada de autobús.
La subida en coche no se aconseja, ya que no hay plazas de aparcamiento salvo si tienes autorización.
Es aconsejable llegar a primera hora. Primero por las grandes colas que se forman en la entrada, como por aprovechar la visita durante todo el día, ya que dá para eso y mucho más si te gusta detenerte y observar todos los detalles.
Las visitas al Castelo dos Mouros o a la Quinta da Regaleira más vale que las dejemos para otro día, si queremos disfrutar plenamente del Palacio da Pena.
Texto y fotografías: © Javier Abad / countrysessions.org
Datos de las fotografías
Olympus OM-D EM-1
Olympus Zuiko 7-14 f/2.8 PRO
Olympus Zuiko 12-40 f/2.8 PRO
Olympus Zuiko 40-150 f/2.8 PRO