Estas son las botas de Iñigo Moreno. Estas botas están cubriendo los pies de una persona que es uno de mis primos de Pamplona (Navarra) al que le debía este pequeño artículo porque hace unos años me contó que tenía un sueño y que estaba empeñado en conseguirlo, a pesar un poco de la oposición de sus padres.
Volando en Tenerife ©Iñigo Moreno
Y es que hace unos años, recorriendo parte de Navarra con él (tengo de aquel reportaje quizás una de las últimas fotografias del valle del Itoiz justo antes de que lo inundara la presa) y con algunos años menos, me contó que soñaba con volar. Que estaba dispuesto a lo que sea pero que había tenido la experiencia del parapente y que ya el «virus» se le había metido en la sangre. Mi tío no estaba de acuerdo y a Iñigo le estaba costando convertir el sueño en realidad.
Volando en Tenerife ©Iñigo Moreno
El problema de Iñigo es que todavía no se había dado cuenta que este virus lo tenía desde hacía ya mucho tiempo, y que se lo había transmitido su padre, gran amante de la Naturaleza, de la caza bien hecha e interpretada y de la pesca de la trucha en el Irati, y que éste a su vez también había heredado estas cualidades de su padre, mi abuelo Diego, del que os hablé hace unas semanas aquí también con el motivo de su muerte.
Y es que al final, como en la Naturaleza, todo está relacionado y todos somos lo que han sido nuestros padres y abuelos. Lo que aprendemos es un virus que nos coge desde pequeños y lo desarrollamos y transmitimos a nuestros herederos. Iñigo está viviendo por fin su sueño. Hace unas semanas nos encontramos de nuevo y me contó que ya no soñaba con el sueño de volar, que ahora volaba con su parapente por toda España, que estaba en el club Ostargi Parapente de Guipuzcoa, y que se lo estaba pasando en grande con su furgoneta y su novia volando y sintiendose libre allá arriba.
©Iñigo Moreno
Las fotografías las ha realizado el autor en pleno vuelo y se las pedí porque me pareció muy interesante para publicar en este blog. Como los fotógrafos de naturaleza y Viajes, creo que las fotografías independientemente de su técnica o calidad, reflejan algo que todos los que amamos la Naturaleza buscamos todos los días: vivir haciendo lo que más nos gusta y en plena libertad en la Naturaleza.
Un saludo para todos los amantes de este deporte y para los compañeros de Iñigo del club Ostargi. La fotógrafos de Country Sessions intentaremos en breve cubrir fotográficamente alguno de los encuentros por España de este club.
©Andrés López / countrysessions.org
Realmente la experiencia de volar es algo único y dificil de explicar a quien no lo ha vivido.
Hace ya muchos años que hice mis pinitos con el parapente, que dejé por un accidente, pero si recuerdo la sensación de libertad que tenías cuando estabas volando y la ausencia de vértigo.
Hay muchos clubes que dan la oportunidad de probar un tandem, junto a una persona experimentada, en parapentes especialmente adaptados para dos personas.
Si tenéis curiosidad por saber lo que se siente, tenéis la oportunidad de probarlo en muchos clubes y escuelas de parapente