Artesanía de Minas Gerais (Brasil) – Pedra sabão

En mi primer viaje a Brasil, cuando estaba visitando Ouro Preto, una de las más importantes Ciudades Históricas de Minas Gerais, y mientras paseaba por la Plaza Tiradentes, su centro neurálgico, descubrí la artesanía en  «pedra sabão» en el pequeño mercadillo que hay justo al lado de la Iglesia de São Francisco de Assis.

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«Pedra sabão» significa literalmente «piedra jabón», llamada así por su aspecto oleoso,  tacto y suavidad que recuerdan al del jabón. Su nombre científico es  esteatita, una roca metamórfica compuesta en gran parte por mineral de talco, y por lo tanto, rica en magnesio.

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Es una roca relativamente blanda, fácil de esculpir, que Antônio Francisco Lisboa,  Aleijadinho ( 1730-1814) , el mayor exponente del bárroco brasileño, utilizó en su variante más dura para realizar algunas  sus esculturas.

Tres siglos después, continúa convirtiéndose en arte en las manos de los artesanos de Minas Gerais.

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Informándome más, descubro que el núcleo de este arte está en Santa Rita de Ouro Preto, una pequeña localidad cercana a Ouro Preto,   y situada a unos  130 km. de Belo Horizonte.  Según dicen, la «pedra sabão» es el corazón de Santa Rita.

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No en vano, muchos de sus habitantes viven principalmente de esta artesanía, que ha ido pasando de padres a hijos.

Los turistas que visitan Ouro Preto, también nacionales, pero principalmente extranjeros, quedan prendados de la belleza de las copas, cajitas, jarrones,  juegos de ajedrez (tablero y piezas), ollas (pues la esteatita conserva eficazmente el calor), esculturas figurativas y abstractas,  y toda suerte de pequeños objetos que los artesanos son capaces de sacar de estas rocas.

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En el propio mercado puede observarse la precisión del trabajo de los artesanos, pues aunque esta roca es blanda y fácil de moldear, es increíble ver como con pequeños golpes de su martillo puntiagudo son capaces de extraer las formas y realizar los dibujos que embellecen los pequeños objetos que luego son pintados de vivos colores y que puedes adquirir por un módico precio en cualquiera de los puestos de este pequeño mercado.

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Ese tacto oleoso, como de jabón, se olvida al coger en tus manos una pequeña caja y comprobar lo mucho que pesa. En ese momento vuelves a mirar esa increíble escultura de casi 1 metro de altura que llamó tu atención hace unos minutos y  te das cuenta de que va a ser imposible llevartela a España.

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Pero no hay problema, podremos comprar alguno de los pequeños objetos que inundan los estantes. Como, por ejemplo, una de esas cajitas de mil formas (cuadradas, rectangulares, redondas, elipticas, con forma de huevo o esfera….) y colores o ese juego de posavasos finamente decorado.

A buen seguro que van a ser un magnífico regalo para tus amigos y familiares, un regalo que de alguna manera, también ayudará a mantener la tradición de la artesanía en «pedra sabão».

Texto y fotografías
Javier Abad © countrysessions.org