Ollantaytambo. Muestra viviente del esplendor Inca

Nuestro fotógrafo Pablo S. Torras nos vuelve hoy a mostrar algunos de los retazos de su reciente viaje a Perú, donde pudo visitar la ciudad de Ollantaytambo, la única muestra de fortaleza Inca sobre la cual todavía vive la gente en la actualidad.

Su nombre viene del aimará “lugar de observación desde lo alto” y del quechua “tambo” o ciudad-alojamiento donde se almacenaban alimentos cada 20 o 30 km  a lo largo de las vías de comunicación del Camino Inca por todo el Imperio.

Se encuentra a unos 60 km de Cuzco y es la llave de paso que domina la entrada al Valle Sagrado del río Urubamba. Sus calles perfectamente empedradas son una muestra de la organización de las casas incaicas con sus patios interiores.

La fortaleza  está formada por una serie de andenes donde se cultivaban los alimentos y, además, la altura entre unos y otros hacía que para su defensa fueran necesarias pocas personas. En lo más alto de la construcción está el templo del Sol con un muro de imponentes  piedras, encajadas tan perfectamente que no cabe nada entre una y otra,  y el gran trono de un sola pieza de roca que quedó a medio construir.

Posiblemente  alguno de los frecuentes temblores de la zona produjo un corrimiento de tierras que amenazó con desplomarse sobre el mismo asiento e hizo que se abandonase el proyecto sin terminarlo. Este desafortunado hecho tuvo como consecuencia que pudiésemos observar  sus técnicas de construcción, basadas en el agua y precursoras de sitios como Machu Pichu del que ya hablamos anteriormente en este mismo blog.

Efectivamente, Ollantaytambo está situada en el cruce de dos valles  la cuenca del Urubamba cuya canalizaciones permitieron, no sólo el regadío de los cultivos o de las fuentes de los patios de las casas, sino que también se usó para el traslado de las enormes piedras  de la cantera situada a varios kilómetros a base del desvío del cauce del agua (pensemos que no conocían el uso de la rueda como sistema de transporte), a parte de como sistema defensivo.

En efecto, el líder de la resistencia Manco Inca Yupanqui se retiró aquí durante la invasión de los conquistadores españoles, y allí mismo les asestó una gran derrota que estuvo a punto de dar al traste con sus planes. La ciudad contenía un intrincado sistema de canales que permitía acumular las aguas en sus laderas. Esté agua fue lanzada sobre los caballos de los conquistadores anegando de barro todo el valle e impidiendo sus movimientos.  De todas formas los incas no lo consideraron un sitio seguro después de ésto y se retiraron a la selva para reorganizarse.

Se han escrito muchas teorías sobre la forma del fino tallado de las piedras, pero las ruinas de las piedras a medio construir nos muestran que se aprovechaban las vetas de las estructuras de la misma para quebrarla, y el guía nos mostró el sistema que utilizaban para averiguar la inclinación de los muros y de las características ventanas y puertas trapezoidales que eran la mejor garantía de la resistencia ante los frecuentes terremotos.

«Es como si imitaran la postura de una persona que separara ligeramente las piernas para mejorar su equilibrio” nos indicó amablemente el apasionado guía defensor de su cultura.

Texto y fotografías: ©Pablo S. Torras / countrysessions.org