Los Hijos de las Piedras.

Señores de Occidente, escribo de muy lejos. Soy niño y palestino, no creo que recuerden que hace medio siglo ustedes permitieron tan solo por dinero que fuera amputada la tierra de mi abuelo.

Tierra Santa de todos y con los mismos dioses. Dioses por los que matan en modernas cruzadas, por ser distinto el nombre, dioses en los que algunos nunca más creeremos.

No pueden ser reales si vemos lo que vemos. De un gatillazo mueren los brotes de esperanza y aquí se desdibuja una paloma blanca.

Con el alma curtida de recibir mil golpes, los hijos de las piedras habitan barricadas. Hondas contra cañones. La historia ha cambiado, David es de otro bando, ahora es asesino y nos está apuntando y los niños no se libran cuando silban las balas.

El pupitre vacío de mi mejor amigo, me ha sangrado el alma, que se traguen su odio y venga la vergüenza para ajustar las cuentas.

Mi boca es la de todos y pido: Señores en sus manos yace nuestra esperanza, la vida, la justicia y una paloma blanca.

Texto: Marwan. Cantautor palestino.
Fotografías de Angel Trotter / countrysessions.org