La Ruta del Agua de Horche y los lavaderos de la sociedad

Al recorrer los campos de la Mancha Castellana, lo que uno menos se espera es encontrase sus pueblos llenos de fuentes de agua. Pero quizá sea por la tradición árabe,  conocedora de su valor por venir de países más desérticos, o por la misma escasez de este recurso, que es frecuente encontrar que toda la población gire alrededor de las mismas.

© Pablo Torras/www.countrysessions.org

No en vano, una de las múltiples etimologías que se atribuye al nombre del pueblo,  es la del latín Hortum (huerto), y es que estas fuentes no sólo se encuentran dentro del casco urbano, sino que también se hayan a las afueras, donde  podemos encontrar canales que regulan su cauce por los campos.

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La forma circular del lavadero principal recuerda la de un ruedo taurino o la de un anfiteatro que sacraliza el valor del líquido elemento. En realidad el techado que hay alrededor del lavadero es relativamente reciente, se terminó en 1925, y ha dejado su fuente en el centro como si fuera una diosa, testigo de las duras tareas de las lavanderas ante las inclemencias de la climatología.

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También sería testigo de cientos de conversaciones en las que se pondrían en común la vida del pueblo, desmintiendo el refrán ”los trapos sucios se lavan en casa”, sacarían a la luz la realidad de tanta pompa y circunstancia, y volverían a poner sanamente todas las cosas en su lugar, como si fuera la confesión pública de una nueva iglesia.  No en vano el gran viajero Marco Polo  decía que se podía conocer la historia de un pueblo por la ropa colgada de sus casas. Finalmente, el agua resultante de este lavado de la vida social, se dedicaba a fertilizar los campos de regadío para que fructificaran así el ciento por uno. Todo una alegoría que nos hace pensar sobre nuestra forma de lavar nuestros «trapos sucios» y de la transparencia en la sociedad de hoy en día.

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Junto al lavadero principal se encuentra la pequeña fuente de los «Chorrillos», con canal de agua independiente,  que se dedicaba  sólo para lavar la ropa de los enfermos.

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Texto y fotografías: Pablo Torras © www.countrysessions.org