Camélidos de Perú. Cuando se unen la ecología y la economía.

La dureza del altiplano permite una economía muy especial, ecológica y con identidad propia, que está en peligro por la producción masiva y la introducción de especies intrusivas en países […]

La dureza del altiplano permite una economía muy especial, ecológica y con identidad propia, que está en peligro por la producción masiva y la introducción de especies intrusivas en países fuera del continente sudamericano.

© Pablo Torras/www.countrysessions.org

Cuando crucé por el altiplano de Arequipa hacia el Valle Sagrado, las temperaturas eran tan bajas, que a pesar de lo avanzado y soleado del día, pudimos ver una gallareta andina (Fulica americana) en su nido con el agua de la charca que le rodeaba congelada casi completamente.

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Al llegar a un centro de descanso que se perdía entre la inmensidad de la llanura y la altura de los picos, coronados de nieve al fondo, la sensación térmica parecía incluso agradable mientras estábamos al sol, mirando las telas de vivos colores de los puestos, casi sin darnos cuenta de que estábamos a temperaturas bajo cero.

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Un imprevisto con el autobús nos obligó a aumentar la espera, y gracias a esto pudimos comprobar la dureza del clima en el que viven los habitantes de esta zona del mundo. En cuanto empezó a soplar el viento helado y a llegar el atardecer, tuvimos que refugiarnos en los barracones, no sin antes observar en los alrededores las manadas de diferentes camélidos de la zona. Las estilizadas siluetas de las huidizas vicuñas salvajes, y la de otras especies que se dejaron fotografiar más fácilmente a pesar de que también vagaban libremente por la extensa planicie.

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Los camélidos sudamericanos proceden del Norte del África. Antiguamente emigraron hacia Asia y cruzando por el estrecho de Bering en Alaska, llegaron a ocupar desde Ecuador hasta Argentina. Los camélidos de África y Asia se adaptaron a la escasez de agua. Sin embargo, en América se aclimataron a las zonas secas del altiplano, a más de 3.800 m de altura, con bajas temperaturas, falta de oxígeno, y plantas muy duras con mucha celulosa.

Para adaptarse a éstas condiciones, tuvieron que desarrollar una serie peculiaridades anatómicas y de comportamiento:

– Los camélidos sudamericanos tienen 3 estómagos, a diferencia de los rumiantes clásicos que poseen cuatro. Tienen el  labio hendido, que les permite ser un 58% más eficaces que los ovinos para transformar el alimento.

– Los incisivos se ubican oblicuamente y tienen un crecimiento continuo como los roedores. Por ello pueden seguir comiendo a lo largo de 14 a 20 años.

– Tienen dos pares de almohadillas en la 2ª falange, y la última falange se encuentra cubierta con uñas, cojinete y almohadilla plantar, que no degradan el suelo.

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– Las especies salvajes son especialmente territoriales, formando grupos sociales de un macho, varias hembras y sus crías. El resto de machos son expulsados para asociarse en grupos. Marcan su territorio acumulando los excrementos en los mismos lugares. Además, tienen revolcaderos en los que empolvan su lana generando un colchón de aire que la vuelve más aislante y menos apelmazada.

– Tienen ausencia de dimorfismo sexual significante y ovulación inducida, es decir,  el macho se aparea con la hembra y 24-36 horas después, ella ovulará. Los machos hacen un sonido llamado “orgling” durante el proceso de la unión que dura de 15 minutos a 1 hora. Las madres quedan preñadas nuevamente a la semana del parto, mantienen dos crías a la vez, una en su panza durante 11 meses y otra amamantándose durante 8 meses.

– La hembra puede lanzar para defenderse un escupitajo compuesto por saliva y comida.

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Se clasifican en cuatro especies que se pueden mezclar entre sí, y de cada una de ellas el hombre ha ido aprovechando unos determinados recursos:

– Guanaco (Lama guanicoe). Vive en estado completamente salvaje desde el desierto caluroso hasta las zonas frías y húmedas de las cordilleras. Son muy veloces y buenos nadadores  cruzando de una isla a otra. Puede alimentarse hasta de raíces e incluso beber agua de mar.

– Llama (Lama glama). Se asemeja al Guanaco en casi todos los aspectos morfológicos y en el comportamiento social. Animal de carga, especialmente utilizado en las áreas rurales con grandes desniveles, fue el animal prehispánico principal, por encima de las alpacas, y se distribuyó tanto por la costa como por el altiplano.

– Alpaca (Vicugna pacos). Proviene de la domesticación de la Vicuña. Considerada animal real por los incas, se dedicaron a su cría y selección sistemática por su lana, cuyo tacto es suave, absorbe la humedad ambiental y mantiene la temperatura corporal.

– Vicuña (Vicugna vicugna). Habita salvaje en las zonas más altas, donde no compite con los rebaños domésticos por el pastoreo. Perfectamente adaptada a la puna, puede alcanzar velocidades superiores a los 45Km/hora. Para las bajas temperaturas posee una de las fibras más finas, suave y aislante de todas las especies animales. Muy perseguida, en 1965 se tomó medidas para su recuperación. En Perú las vicuñas están bajo la propiedad y usufructo de las comunidades campesinas, son capturadas por la técnica incaica del Chaco. Numerosas personas llevan unas cuerdas formando barreras que dirigen las vicuñas hacia un embudo que finaliza en un corral para su esquila y liberación posterior.

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Además de estos recursos específicos, es común a todos, el aprovechamiento de su carne con poca grasa y un contenido en colesterol diez veces menor que la vaca o cordero. Los incas la almacenaban como carne seco-salada o «charki». También se utilizan sus pieles y cueros, así como el estiércol, que sirve tanto como fertilizante como combustible en los hogares.

Últimamente, asesores de la ONU creen que este equilibrio de hombre con la naturaleza se halla en serio peligro. Perú exporta el 80 % de su producción de lana, pero en 1991 y 1992 Australia, China y Nueva Zelanda importaron ejemplares de camélidos para su reproducción masiva. Al prohibir Lima la exportación de animales vivos, estos países adquirieron tejidos para mejorar sus rebaños genéticamente. Dentro de unos años producirán más que Perú.  Por contra, el desarrollo en Perú de la exportación de la lana de alpacas y vicuñas, puede ser la respuesta a las necesidades de la zona. Por encima de los 4.000 metros no hay vegetación ni agricultura, y son la única ganadería posible. A pesar de que en los años 90 el Estado asignó el cuidado de las manadas silvestres a comunidades indígenas para su esquila, se echa de menos su apoyo en la exportación, la selección genética y en el uso de tecnología para la cría.

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 Texto y fotografías: © Pablo Torras / www.countrysessions.org