Las Grullas de Gallocanta. Nuevo reportaje.

Country Sessions estrena nuevo reportaje. En esta ocasión hemos viajado hasta la Laguna de Gallocanta, en Teruel, para fotografiar de cerca (y de lejos) a las grullas europeas, que cada año pasan el invierno en tierras ibéricas, para volver de nuevo en febrero a sus cuarteles de verano en el norte de Europa.


©Javier I. Sanchís / countrysessions.org

Lo cierto es que este nuevo reportaje hemos estado preparandolo desde hace meses, cuando pedimos los permisos a la oficina de gestión de la laguna de Gallocanta para usar cuatro de los hides que este organismo concede bajo estricta solicitud y pago de tasas.

Gallocanta siempre ha sido para nosotros un destino fotográfico habitual todos los años, ya fuera en noviembre, cuando llegan las grullas desde Escandinavia, como en febrero, cuando vuelven para Europa después de pasar el invierno en las dehesas extremeñas.


Esperando la entrada de las grullas al atardecer.
©Andrés López / countrysessions.org

En todas las ocasiones que nos hemos acercado a Gallocanta a ver el espectáculo de 40.000 o 60.000 grullas al atardecer entrando en la laguna siempre nos hemos venido con unas ganas enormes de hacer fotografías más elaboradas, más cerca de los animales, y la verdad, es que la única forma de hacerlo es utilizando los hides y superditarte a sesiones fotográficas maratonianas de 12 horas seguidas sin salir del habitáculo.

Las normas del uso de los hides son muy estrictas. Hay que entrar una hora antes de la salida del sol y solo se puede salir una hora después de la puesta de sol. Es la única manera de asegurar que las grullas y el resto de fauna de la zona no detecten que los hides están ocupados y por tanto, no modifiquen su conducta. Hay que ser muy cuidadoso y cumplir las normas.

Evidentemente no se puede salir para nada en absoluto, salvo causas de fuerza mayor, pero entre estas no se encuentran las necesidades fisiológicas (tal y como especifican las normas escritas que te entregan cuando reservas). Así que la sesión fotográfica se basa en unas 12 horas completas en las que te da tiempo para todo.


Dos de los hides fotográficos al atardecer.
©Andrés López / countrysessions.org

Si tienes suerte y los animales están receptivos, se te pasan volando. Puedes llegar a tener grullas a menos de 3 metros de distancia, y es cuando de verdad disfrutas de lo que estás haciendo: animales interactuando entre ellos sin percatarse de tu presencia, comiendo, peleandose, gritando… es realmente toda una experiencia con fauna salvaje.

Entre los consejos para soportar 12 horas dentro de apenas dos metros cuadrados de madera, está el evitar los líquidos -especialmente café y otras bebidas diuréticas-. Esto no significa no beber, sino hacerlo en pequeñas cantidades, simplemente para quitar la sensación de sed.

También, además de algo para beber (agua, o mejor,  alguna bebida isotónica) hay que llevar algo para comer. Se pueden llevar frutos secos, chocolate, barritas energéticas (las típicas usadas por deportistas), etc. Cosas que ocupen poco sitio, para no llenar el hide de bolsas que impidan la movilidad y a la vez, que den mucha energía para combatir el frio, pero no hay que llevar grandes cantidades. Al fin y al cabo no vamos a estar una semana, y al salir sobre las 19:30 podremos ir a calmar el hambre si se despierta el gusanillo.  Cada uno tiene sus gustos y sabrá elegir lo mejor dentro de esas premisas.

Nuestro fotógrafo José Nieto dentro del hide
©Angel Trotter / countrysessions.org

Y por supuesto, si andas mal del estómago mejor no tentar a la suerte. Es toda una imprudencia meterte en un hide con algún problema gastrico. No puedes salir, por lo que tendrás que pasar por el trance dentro del hide, algo que a tu compañero de hide no le resultará muy agradable. En el caso de que no puedas evitar tener que orinar, llevar una botella de boca ancha resuelve el problema. En las tiendas conocidas popularmente como «tiendas de chinos» se pueden encontrar a un precio muy barato recipientes de plástico con boca ancha y tapa a rosca que vienen que ni al pelo para estos menesteres.

Ya sea en noviembre, como en febrero, las temperaturas en estas latitudes suele ser muy baja. Algunos años se han registrado hasta 15 grados bajo cero de madrugada. Así que ir muy abrigado, especialmente para las primeras horas es más que obligado. Una de las cosas que hemos aprendido es como quitarse el frío de los pies, que suele ser el más desagradable y curiosamente además, el que no te quitas por muy abrigado que estés: la solución pasa simplemente por descalzarte y masajearte los pies un rato.


Grulla adulta
©Javier Abad / countrysessions.org

A nivel fotográfico los consejos son sencillos: no olvidar redes de camuflaje para cubrir las troneras, así como llevar chinchetas (las que se utilizan en los tablones de corcho son ideales) y pinzas para sujetar las redes. Las troneras en los hides son relativamente amplias, por lo que dejan, una vez colocada la cámara, bastante espacio abierto por el que los animales podrían detectar ciertos movimiento. Para ello colocamos las redes (de las del tipo mosquitera) y las sujetamos con las chinchetas a la pared de madera. Las pinzas las usaremos para sujetarlas al objetivo y la cámara, de forma que exteriormente no se vea nada.

En los laterales también hay troneras que se pueden abrir y cubrir con redes, lo que te permite también ver lo que se cuece a los lados. Evidentemente, en muchos casos, el frio helador que entra aconseja no abrir mas troneras que las imprescindibles, pero si es posible, nos dan un plus de visibilidad en el estrecho cubículo en el que nos encontramos.


Nuestro fotógrafo Angel Trotter revisando fotografías en el hide.
©José Nieto / countrysessions.org

En cuanto al equipo fotográfico, lo ideal es un objetivo no menos de 300mm. Particularmente, creo que un objetivo fijo te hace perder muchas escenas interesantes que ocurren cerca del hide. Un tele fijo puede impedirte abrir el encuadre para los grupos de grullas que se colocan más cerca. No obstante, tanto un 300mm fijo, hasta un 500mm son buenos objetivos para fotografiar grullas desde hide.

Podemos adicionalmente optar por llevar un 700-200, un 100-400mm, 120-300mm o similar, con los que ya, cubriremos la gran mayoría de escenas que puedan producirse durante toda la jornada delante de tu cámara. Si ya queremos rizar el rizo, un pequeño zoom angular puede permitirte realizar buenas tomas generales al atardecer y al amanecer, y puede merecer la pena meterlo en un bolsillo.

Evidentemente, un trípode es esencial, ya que aunque teóricamente podríamos utilizar un beanbag, las muchas horas que vamos a pasar dentro, hará que su uso al final, llegue a resultar realmente incómodo.


Cebando delante de los hides con cebada la noche anterior a la sesión.
©Andrés López / countrysessions.org

En cuanto a energía, es recomendable llevar las baterías cargadas a tope, algún otro juego de repuesto y por supuesto, ser precavidos. Se pueden revisar fotografías en la pantalla de la cámara pero no conviene hacer un uso excesivo de la misma, sobre todo si tienes solo un juego de baterías. El frío las puede agotar rápidamente  y te puedes llevar una desagradable sorpresa a media sesión.

Por otro lado, si la sesión fotográfica se da bien, puedes llenar unas cuantas tarjetas de memoria, por lo que un disco duro de descarga con su batería bien cargada te asegurará que puedas seguir utilizando las tarjetas una y otra vez.

En cuanto a los hides, la guardería de la laguna encargada de entregarte las llaves, te facilita la posibilidad de que, si lo deseas, aportes comida a las grullas en las zonas que te interese, lo cuál debes hacerlo al final de la jornada, en el momento en el que el inquilino del hide del día anterior al tuyo, lo abandone.  Para ello nada más que tienes que darte una vuelta por alguno de los pueblos de la zona -Bello, Gallocanta- donde no te resultará difícil hacerte con un saco de cebada. Esto es recomendable, pero no obligado, ya que desde noviembre hasta febrero, cientos de fotógrafos nacionales y extranjeros pasan por Gallocanta y ceban, por lo que el suelo, en los alrededores de los hides suele estar plagada de comida.


©Andrés López / countrysessions.org

Así que ya sabéis, si la próxima temporada tenéis ganas de poner a prueba vuestro esfinter durante 12 horas y vivir la experiencia de estar a unos metros de las grullas, pasad por Gallocanta. Os aseguramos que merece la pena.

Podéis ver el reportaje completo de Country Sessions AQUÍ

©Andrés López / countrysessions.org

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