El arrendajo o gayo (Garrulus glandarius) no es un ave muy discreta que digamos. Su reclamo característico es bien conocido en todo el bosque y en general se dice que es el avisador de cualquier peligro que se acerque. En esta ocasión descubriremos por qué emitía un inusual ruido un grupo de ellos.
© Pablo Torras/www.countrysessions.org
Bien avanzada la mañana, y mientras estaba realizando fotos de insectos, cuando oí un cercano y contínuo escándalo de arrendajos. No había un gran motivo aparente para ello. Estaba utilizando el trípode, no me movía del lugar y estaba bien visible para ellos desde un primer momento. Un primer aviso estaba dentro de lo normal, pero no tanto jaleo. Además, suele ser un animal muy tímido, que no se deja ver tan fácilmente como en esta ocasión.
© Pablo Torras/www.countrysessions.org
Al principio lo tomé como una disputa general por el territorio, pero no fue hasta que visualicé las fotos en casa, cuando descubrí que debía ser un grupo familiar en el que alimentaban los padres a las crías, ya bien crecidas, que se diputaban entre sí la comida. En esta foto, no de muy buena calidad porque la cámara estaba preparada para captar insectos, se puede ver que uno de los progenitores tiene un gusano en la boca.
© Pablo Torras/www.countrysessions.org
El arrendajo como todos los córvidos es omnívoro, tiene una dieta muy variada entre insectos y frutos. Esto último es importante, porque almacena y esconde gran cantidad de ellos para el invierno. Como luego no recuerda donde los dejó todos, contribuye a la regeneración del bosque.
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Texto y fotografías : © Pablo Torras / www.countrysessions.org
