Citius, altius, fortius

Citius, altius, fortius. Estas tres palabras fueron pronunciadas por el Barón Pierre de Coubertin en la inauguración de los primeros Juegos Olímpicos de la Edad Moderna, en 1896 en Atenas.

©Miguel Ángel Fernández / countrysessions.org

Mucho ha llovido desde entonces, en algunos países menos, y mucho han cambiado los Juegos. Lo que es hoy el espectáculo deportivo por excelencia pasó a lo largo del siglo pasado por muchos malos momentos. Lo que las dos guerras mundiales no pudieron conseguir, acabar con ellos, estuvo a punto de hacerlo los problemas y grandes perdidas económicas que provocaban a las ciudades que los albergaban. Hubo unos años que, al contrario de ahora, el problema a la hora de elegir la sede de los siguientes juegos no era el elevado número de aspirantes que había.

Los Juegos de Los Ángeles y la irrupción de la televisión con todo su potencial fue el primer cambio. La progresiva admisión de profesionales en todas las disciplinas deportivas fue lo que convirtió a los Juegos Olímpicos de la Era Moderna en lo que son ahora mismo, un gran espectáculo.

No me quiero meter si el espíritu original se ha perdido, si la gran cantidad de dinero que mueve ha corrompido a los Juegos, no sería de extrañar, y casos de ellos en el Comité Olímpico Internacional tenemos.

Solo me quiero quedar con lo que son los Juegos y lo que representan, un montón de deportistas luchando por lo más preciado que hay en cada deporte, una medalla. Practicantes de deportes minoritarios, que en el caso de conseguir una medalla tendrán sus días de gloria, y en nuestro medallero tenemos muchos ejemplos. Quien se acuerda ahora de las medallas que hemos tenido en esgrima, en piraguismo, boxeo o ciclismo en pista. Fueron noticia en su momento en todos los medios, portadas en todos los periódicos.

Lo bueno que tienes los Juegos es que esas medallas cuentan igual que la que se consigan en deportes como el fútbol, el baloncesto o el tenis. En la Villa Olímpica todos los deportistas son iguales, o casi todos, y en el medallero todos las medallas lo son.

Esta tarde en Londres la llama olímpica terminará su viaje y durante dos semanas iluminará las ilusiones de todos los deportistas y de todos los aficionados del mundo.

©Miguel Ángel Fernández / countrysessions.org

Fotos: Nikon D70 y objetivo 70-210. Realizadas durante la celebración del triatlón internacional de Madrid 2005

Foto y textos: ©Miguel Ángel Fernández / countrysessions.org