Nació un niño rubio una bola de luz. Crisis Global consecuencias locales. Ecuador

En el calendario cristiano se conmemora el año nuevo con el nacimiento de un niño. Otros muchos niños nacen hoy en todo el planeta, pero sus destinos serán muy diferentes.

En nuestra iconografía de los belenes ponemos un niño rubio, cuando lo más lógico tendría que ser  un niño moreno propio de la región del Medio Oriente. Hasta de eso nos hemos apropiado, de sus imágenes, para ocultar la verdad de nuestra cultura occidental del consumismo.

© Pablo Torras/www.countrysessions.org

Sin embargo, los niños que nazcan este año tendrán que compartir la cuna de este planeta azul cada vez más globalizado y donde las crisis  de valores que nos llevaba a mirar a otro lado, nos ha salpicado en el centro de la sociedad europea y la avaricia de unos pocos ha llevado a una crisis económica donde ahora sí nos  preguntamos, porque nos duele en nuestro propio bolsillo, de dónde vienen las cosas y adónde va el dinero.

Esta niña de la comunidad Eperara  nos mira como preguntándonos por qué no se paga el dinero justo por el trabajo de sus padres en el campo mediante  el COMERCIO JUSTO y preferimos productos más baratos sin plantearnos si se ha utilizado mano de obra infantil, fertilizantes químicos o plantas transgénicas y por qué se invaden tierras y  se talan los bosques para extracciones mineras como el petróleo o la minería altamente contaminantes de su entorno.

© Pablo Torras/www.countrysessions.org

El planeta nos paga con la misma moneda, los mercados (gente que tiene nombre y apellidos y que se puede seguir su rastro financiero en las bolsas) no hacen distingos de donde viene el dinero, si del Norte o del Sur, si del Este o del Oeste, y el paro junto con la recesión a llegado a nuestros hogares porque la explotación de otros no es competitiva con nuestros salarios. Ahora sufrimos en nuestras propias carnes el endurecimiento de las condiciones de la educación y de la sanidad, propias del estado de bienestar.

© Pablo Torras/www.countrysessions.org

La culpa no es de las naciones, sino de unos pocos poderosos de cada una de ellas (el 10%) que acumulan el poder y los recursos de  la Tierra (90%) en contra de sus pueblos y los enfrentan para sacar mayores réditos. En nuestras manos está el impedirlo. Que esta crisis no sea una crisis de crecimiento de la riqueza de unos pocos, sino la que nos una en la solidaridad de todos y en responsabilizarnos para hacer la Tierra más sostenible.

© Pablo Torras/www.countrysessions.org

Algunos de los que tenemos más años del lugar nos parece tener un “DEJA VU”, un ya visto antes,  con esta crisis que nos recuerda la especulación energética que se hizo entonces por el acaparamiento del petróleo. En ese tiempo salió el disco  “Apocalipsis” del grupo español  Aguaviva  cuya canción “Cuando mi hijo nació” cantada en los años ´70 sigue vigente, sólo cambian los nombres de los protagonistas.  Ojalá tengamos como en la película del “Día de la Marmota” una segunda oportunidad para rectificar los errores este año.

Para oír la canción y para saber más, pulsar sobre los enlaces de las palabras subrayadas y en los enlaces que hay al final del poema del exilio.  Si quieres encontrar tiendas pulsa sobre COORDINADORA ESTATAL COMERCIO JUSTO

Texto y fotografías: © Pablo Torras/www.countrysessions.org

Edición de fotografía: © Andrés López/www.countrysessions.org

Poemas del exilio (Nazim Hikmet,  1902-1963)

Su madre me dio un hijo.
Un hijo rubio, sin cejas.
Una bola de luz
hundida en sus pañales azules.
Tres kilos pesa solamente.

Cuando mi hijo nació
otros hijos nacieron en Corea.
Eran semejantes a los girasoles.
Mac Arthur los ha segado.
Se fueron, hambrientos aún de leche materna.

Cuando mi hijo nació
otros hijos vinieron al mundo
en las cárceles de Grecia.
Sus padres fueron fusilados,
y como si fuera lo primero
que se ha de contemplar en la tierra, vieron rejas.

Cuando mi hijo nació
otros hijos nacieron en Anatolia.
Eran niños de ojos negros, ojos azules, ojos castaños.

Niños aún estaban llenos de piojos.
Quién sabe cuántos de ellos milagrosamente sobrevivirán.

Cuando mi hijo nació
otros hijos nacieron en los paraísos más grandes del mundo.
En seguida fueron felices.
Cuando mi hijo tenga mi edad
ya no estaré en este mundo.

Pero ese mundo habrá de ser
como una cuna soberbia.
Una cuna que mecerá
en sus pañales de seda azul
a todos los niños negros, amarillos, blancos.