Publicado el 12 de Noviembre de 2006

El paso del Fuego de San Pedro Manrique (Soria).Fiesta declarada Bién de Interés Cultural
Texto y fotografías de Eduardo Blanco / Country Sessions


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El solsticio marca la actividad veraniega en esta bella población de la Comarca de las Tierras Altas de Soria.

Con un origen ancestral y difuso, el Paso del Fuego se ha convertido en un referente entre los actos que se desarrollan en todo el Estado Español dedicados a la noche de San Juan, pero aquí en San Pedro no es el único, ya que está programado dentro de las fiestas que la localidad celebra en honor al Santo y que desarrollan otros eventos de interés como procesiones y carreras ecuestres donde aparecen las otras protagonistas de las fiestas, las Móndidas. Estas son tres jóvenes solteras ataviadas con el típico traje y un “cestaño” a la cabeza repleto de adornos y “arbujuelos”.

 

Pero volviendo al acto que verdaderamente ha transcendido, llegando hasta muchos lugares fuera de nuestras fronteras, trataremos ahora de explicar su compleja sucesión de prolegómenos.

Al finalizar la tarde del 23 de Junio, un pequeño grupo de experimentados lugareños colocan en el suelo del anfiteatro de la Virgen de la Peña hasta 2.000 kg. de leña de roble melojo. Este episodio tiene un preámbulo muy singular, depositándose los troncos uno a uno hasta formar una pila rectangular de algo más de 1,5m de altura.

Se le da fuego, se deja consumir y unas dos horas después, los mismos personajes que antes prepararon la leña, utilizan ahora unas grandes varas para domar las brasas y colocarlas como manda la tradición. Deben ser homogéneas y tener las dimensiones adecuadas, necesario para el buen desarrollo de la fiesta, algo en lo que estos señores se emplean golpeando las brasas con saña.

Cuando nos estamos acercando a la media noche, ya está la ovalada plaza llena de ávidos espectadores que han aguantado estoicas colas de varias horas hasta acomodarse dentro del recinto. Pronto vendrán los músicos y las autoridades, y más tarde las Móndidas para dar comienzo al acto.

A las 12 de la noche se hace el silencio y el pasador se concentra frente a la alfombra de brasas. Pies descalzos, pantalones remangados y vestimenta festiva son su única arma frente a 3 metros de rusientes rescoldos. Puede llevar a otra persona a la espalda o hacerlo individualmente, pero una vez que da el primer paso ya no hay vuelta atrás y acompañado del coro que emiten las gargantas de los presentes, se cuentan los pasos “uno, dos, tres, cuatro, cinco…” y así pudiendo llegar hasta nueve.

En el instante que terminan de pasar, los amigos y familiares los rodean y abrazan emocionados, mientras arrancan los aplausos de todos los asistentes y despiertan de nuevo la actividad de los músicos.

Hasta veinte personas o más pueden pasar las brasas pero todos tienen una característica en común, que son Sanpedranos, porque según dice la gente “El que es de fuera se quema”.

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