Paseando un día por Córdoba. Texto y fotografías de Andrés López / Country Sessions.


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Córdoba es muy conocida entre los ciudadanos de todo el país. Para otro buen montón, todavía no. Y cuando visitas por primera vez esta ciudad, sueles tener el vicio típico de, ya que no hay tiempo para nada en un día, intentar conocer lo más representativo y turístico, pues lo original y desconocido no hay tiempo de programarlo. Así, terminas en las calles que circundan la mezquita, la judería y un poco más alla el Alcazar, intentando repartir el tiempo para poder analizar todo este montón de arte e historia que se te viene encima, y saber sintetizarlo en tu cámara, con las dificultades de luz, interiores y una gran masa de turistas, que como tu, no quieren perderse ni un solo rincón de todo este complejo de origen árabe y que han diseñado a lo largo de los siglos una de las ciudades más bellas de Andalucía.

Cada rincón esconde una pequeña joya histórica, y como es de suponer, pasa completamente desapercibida para el transeunte habitual que sabe que vive en una gran joya histórica grandiosa modelada por varias civilizaciones, pero que especialmente la árabe han configurado de forma muy especial.

Callejones estrechos que terminan formando un gran laberinto en la judería lleno de comercios, badulaques y hostelería variada para todo tipo de bolsillos. Gentes agradables y agradecidas, que no reparan en ponerse delante del objetivo. Pancartas y cartelería comercial que hace gala de una imagen estereotipada de Cordoba, pero con toques de modernidad que hacen de la calle, sus comercios y su vida todo un interesante ejercicio de convivencia cultural.

Como dicen por ahí, Andalucía tiene algo especial, y en Córdoba se hace patente de una forma muy cotidiana, ya que, aunque se habla de otros sitios como la capital de Andalucía, Córdoba presenta todos los atributos culturales para que pueda también ostentar esta categoría. A su más que nutrida amalgama de arquitecturas desparramadas por multitud de civilizaciones que decidieron que ese lugar de la península era el mejor lugar del mundo para vivir, hay que añadir que todo esto es precisamente lo que ha hecho que los cordobeses sean especialmente atentos con el visitante ocasional. La realidad es que te encuentras como en casa. De pronto te encuentras una procesión religiosa multiudinaria y nadie repara en que estás lejos de esa devoción, fe y cultura, pero estás allí entre la gente, como uno más, disfrutando de ese fervor. Luego, paseando por sus calles, no hay negocio, tienda o tasca donde no tengas una buena acogida, un buen servicio y por supuesto, una "grasia" andaluza con la te partes de risa en cualquier momento.

Reconocer Cordoba como un destino favorito es de buen criterio, y desde luego, para repetir en numerosas ocasiones.

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