EL PARQUE NATURAL DE SAJA Y BESAYA

 Texto ©Andrés López
Fotografías © Country Sessions

Posiblemente sea uno de los enclaves naturales de España más desconocidos para los amantes de la Naturaleza y el ambiente rural más clásico y tradicional. El Parque Natural del Saja-Besaya, localizado en Cantabria, cerca de la localidad de Cabezón de la Sal, fue creado en torno a la Reserva Nacional de Caza del mismo nombre, con el fin de preservar los valores arbóreos y faunísticos que configuran un espacio de casi 24.500 hectareas donde la mayor parte están ocupadas por bosque de haya y roble, aunque existen varios nucleos de avellanos y castaños de verdadera espectacularidad. Así mismo, dentro del propio espacio protegido encontramos la localidad de Bárcena Mayor, declarada Conjunto Historico-Artísitico, como uno de los ejemplos más claros de arquitectura cantabra montañesa, una verdadera maravilla rural que dificilmente se puede encontrar ya en nuestro país.

El testimonio más antiguo que dejó el hombre en esta zona son varios menhires grabados que se emplazaron de hace más de tres mil años. Los lugareños dicen que el hombre primitivo quería señalar a la posterioridad las fuentes del nacimiento del río Saja. Sin embargo, las primeras aguas del Saja tiene su origen en otros dos ríos, el Diablo y el Infierno, nombre con que la sabiduría popular los ha bautizado para reflejar en ellos la rudeza del lugar por el que discurren sus frías aguas, hasta que se encuentran en Tramburríos, donde el Saja recibe su nombre, para, seguidamente, precipitarse hasta el Pozo del Amo, en el puerto de Palombera.

Una abundante población de ciervo, derivada de la gestión cinegética de la Reserva Nacional de Caza, así como corzo, jabalí, el paso casual del oso pardo y por lo visto una más que asentada población de lobo ibérico, junto con buitre leonado, picos picapinos, aguila real y otras joyas faunísticas configuran un enclave natural de alto valor medioambiental.

Llamativamente, el Parque Natural del Saja-Besaya está poco presionado por el turismo, y eso que se encuentra a muy pocos kilómetros de otros lugares como Santillana del Mar, Comillas, San Vicente de la Barquera y a muy pocos kilómetros de los límites más turísticamente presionados de Asturias, como Potes o Llanes. Quizás la incipiente todavía actividad empresarial turística de la zona, o incluso las llamativas costas y playas próximas, hacen que la multitud preste más atención a la sombrilla y la arena del mar que a estos bosques casi mágicos, donde si creemos lo suficiente, quizás podamos ver unicornios, trasgos y enanos corriendo entre las hayas milenarias.