A Costa da Morte, naufragios y el Cementerio de los Ingleses

Costa da Morte, la costa de la muerte. El nombre no se puso en vano.

Uno de los lugares que te dicen que tienes que visitar cuando vas a esta zona de Galicia, es el Cementerio de los Ingleses. Y sin duda, ya forma parte de la historia de la Costa da Morte. Veamos el porqué

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Rocas en el lugar del naufragio del Serpent © Javier Abad / countrysessions.org

Entre la Punta do Boi y la Punta da Cagada, se situa uno de los puntos mas peligrosos de la Costa da Morte. Ocho naufragios se han vivido en este lugar, y un total de 245 han sido las víctimas que se ha cobrado.

Pero sin duda, el mas conocido fué el del navio inglés Serpent, que partió desde Plymouth un 8 de noviembre con rumbo a Sierra Leona. Sorprendido por un gran temporal del oeste y en  una noche cerrada, buscando la luz del faro Vilán para orientarse, la cual era muy débil, el barco de 73 metros de eslora, casi 11 metros de manga y 4,50 metros de altura chocaba contra las rocas, a unos 600 metros de la Punta do Boi la noche del 10 de noviembre de 1890.

Flores en el recinto interior del Cementerio de los Ingleses © Javier Abad / countrysessions.org

Ni el lanzamiento de cabos, que se rompían en las rocas, ni el lanzamiento de los botes salvavidas, que se destrozaron contra ellas, sirvieron de nada.

De los 175 marineros que formaban su tripulación, solo tres salvaron sus vidas. Durante los días siguientes el mar devolvió los cuerpos de los otros 172 tripulantes.

Cementerio de los ingleses © Javier Abad / countrysessions.org

Los cuerpos fueron sepultados por los vecinos de Camariñas, movilizados por el cura de Xaviña, frente a la costa en la que se hundió el Serpent, en un recinto amurallado, que en los años posteriores fué consagrado.

Hoy día ese lugar se llama Baixo do Serpent, el bajo del Serpent.

A consecuencia de este naufragio, se comenzaron a utilizar los chalecos salvavidas y el faro Vilán fué reestructurado y dotado de luz eléctrica.

Desmantelamiento de la gabarra Prima © Javier Abad / countrysessions.org

En mi viaje por la ruta que va de Santa Mariña a Cabo Vilán, tuve la oportunidad de comprobar lo que el mar puede hacer con una embarcación. El 14 de enero de 2014, la gabarra moldava Prima, que iba sin carga desde Odessa a Riga, embarrancaba en el Cabo Trece, en la playa de Riera, en Camariñas, algo más al sur de donde naufragó el Serpent.

Desmantelamiento de la gabarra Prima © Javier Abad / countrysessions.org

En los días posteriores a su embarrancamiento, la gabarra, de 105 metros de eslora y un peso de 2.200 toneladas de peso, quedó «atornillada» a una roca, y que debido al enorme oleaje que hubo en esos días, prácticamente la partió en dos.

Desmantelamiento de la gabarra Prima © Javier Abad / countrysessions.org

Conversando con los operarios que estaban participando en su desguace, me decían que era impresionante observar la fuerza con que el mar empujaba a la gabarra, y que incluso, a través del enorme agujero que se hizo en el casco debido a la roca, se podía ver al sol desaparecer en el mar durante los atardeceres.

Afortunadamente en esta ocasión no hubo víctimas, ni tampoco hubo un desastre ecológico, ya que los 300 litros de combustible que tenía en sus bodegas pudo extraerse sin que se vertiese al mar.

Trozos del casco del Prima © Javier Abad / countrysessions.org

Yo ya llegué cuando el gabarra estaba siendo desmantelada, después de 5 meses del embarrancamiento. Dos enormes grúas se recortaban contra el cielo, y enormes botellas de acetileno, utilizado para cortar el barco en trozos más «ligeros»  que las grúas pudiesen levantar, daban el contraste de color frente al casco oxidado del Prima después de  meses a la intemperie y al oscuro cielo que amenazaba tormenta.

Desmantelamiento de la gabarra Prima © Javier Abad / countrysessions.org

La gabarra se ha convertido ya en una atracción, e incluso los hoteleros de la zona han pedido que no se desmantele y se deje embarrancada, debido al alto número de turistas que acuden a verla, y ya es considerado un punto de obligada visita para quien visite la Costa da Morte. No opinaba así un ciclista de la zona, que estaba contando los días para que retiraran los restos y así poder disfrutar de nuevo de su playa favorita.

Al fondo, el faro Vilán © Javier Abad / countrysessions.org

Al fondo, el faro Vilán vigila, temeroso de que muy pronto, la Costa da Morte pueda cobrarse otro barco.

Fotografías y textos: © Javier Abad / countrysessions.org

Datos de las fotografías:
Canon EOS 50D
Canon EF-S 17-55 f/2.8 IS USM
Tokina ATX 124 Pro DX
Filtro degradado ND4