Callejeando por Albarracín, Teruel

Situado en el Sistema Ibérico, en los Montes Universales, que cubren una gran parte de la Sierra de Albarracín, nos encontramos con el pueblo medieval del mismo nombre, reconocido por su belleza y el encanto tanto de su emplazamiento como del pueblo en sí mismo.

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Luna matutina sobre Albarracin © Javier Abad / countrysessions.org

Luna matutina sobre Albarracin © Javier Abad / countrysessions.org

Monumento Nacional desde 1961, Medalla Oro de Bellas Artes en 1966, y propuesta (se le resiste el título) como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, no hay duda que en Albarracín (Teruel)  nos encontramos con uno de los conjuntos más bellos y pintorescos de la Península Ibérica.

Albarracin desde el paseo fluvial © Javier Abad / countrysessions.org

Albarracin desde el paseo fluvial © Javier Abad / countrysessions.org

Su emplazamiento, rodeado por un lado por el lecho del río Guadalaviar, fue como no, reconocido como un lugar fácil de defender, mas aún si edificamos sobre el peñón, y si por el otro lado lo rodeamos de murallas, que terminan en el castillo.

Cúpula de la torre de la Iglesia de Santiago © Javier Abad / countrysessions.org

Cúpula de la torre de la Iglesia de Santiago. Al fondo, las murallas. © Javier Abad / countrysessions.org

Los  árabes la llamaron Alcartam,  pasando a llamarse posteriormente Aben Razin, nombre de una familia bereber que se instaló aquí, y de la que derivaría su nombre actual. Aunque hay otras opiniones, que piensan que deriva de las palabras celtas «alb», montaña, y «ragin», viña o uva.

Castillo de Albarracin © Javier Abad / countrysessions.org

Castillo de Albarracin © Javier Abad / countrysessions.org

Aunque ya la zona estaba poblada desde antes, y en sus alrededores, en lo que ahora se conoce como los Pinares de Rodeno, se pueden observar vestigios del paleolítico, donde podremos encontrar cuevas que fueron habitadas y muestras de arte rupestre con escenas de caza.

Calle del Chorro © Javier Abad / countrysessions.org

Calle del Chorro © Javier Abad / countrysessions.org

Pero más allá de su imponente vista general, las murallas, desde el paseo fluvial o desde la carretera, su belleza también se encuentra en sus calles, que conservan ese sabor de antaño. Cuestas empinadas, calles estrechas, giros imposibles, hacen que el simple paseo, olvidándose de planos y dejándonos llevar sea una experiencia muy gratificante.

Dos caminos © Javier Abad / countrysessions.org

Dos caminos © Javier Abad / countrysessions.org

En la parte central del pavimento de sus calles, y en las puertas de entrada nos encontramos con piezas de la piedra de Rodeno, la piedra arenisca de color rojo que se observa cuando se visita el  Paisaje de los Pinares de Rodeno, cuajado de imponentes moles de piedra de este material, y cuyo color nos acompaña en casi cada rincon de la villa.

Casa de los Navarro de Arzuriaga © Javier Abad / countrysessions.org

Casa de los Navarro de Arzuriaga © Javier Abad / countrysessions.org

De pronto nos encontramos con el azul intenso de la Casa de los Navarro de Arzuriaga , que nos sorprende entre tanto color rojo en el suelo y las fachadas. La casa perteneció a una familia que consiguió su fortuna gracias a la transhumancia.

Soportales de la Plaza Mayor © Javier Abad / countrysessions.org

Soportales de la Plaza Mayor © Javier Abad / countrysessions.org

Otro de los rincones especiales en su Plaza Mayor, y acercarte a uno de sus soportales, cuyos arcos enmarcan la Catedral de Albarracín, construida a partir de 1752 sobre los restos de un antiguo templo románico construido en el siglo XII, es uno de los numerosos atractivos que puedes encontrar.

Albarracin © Javier Abad / countrysessions.org

Albarracin © Javier Abad / countrysessions.org

Girar a izquierda, o a derecha, subir una calle empinada, suavizada con amplios escalones, y tener que decidir de nuevo hacia donde giramos. Esto es Albarracin, bellos rincones en casi cada una de sus calles. Hay que pasear con tranquilidad, mirando hacia delante, hacia los lados o hacia atrás, porque en cualquier lugar puedes encontrar una estampa de película.

Albarracin © Javier Abad / countrysessions.org

Albarracin © Javier Abad / countrysessions.org

Quizá un día no sea suficiente, y tengamos que esperar al atardecer. A que los faroles iluminen las calles con su luz entre anaranjada y amarillenta, para que todo adquiera algo más de la magia que ya sabíamos que encerraba este pueblo.

Atardece en las calles de Albarracin © Javier Abad / countrysessions.org

Atardece en las calles de Albarracin © Javier Abad / countrysessions.org

Y volvernos a encontrar con la Plaza Mayor, que ha cambiado totalmente su aspecto, y cuyas paredes amarillas brillan con la luz de los faroles.

Plaza Mayor de Albarracin al anochecer © Javier Abad / countrysessions.org

Plaza Mayor de Albarracin al anochecer © Javier Abad / countrysessions.org

No olvidemos visitar la casa de la Julianeta, quizá el rincón más famoso de Albarracín. Construída en el siglo XIV, en el ángulo de dos calles, su estructura, realizada a base de yeso y madera, parece a punto de derrumbarse. Hoy acoge un taller de artistas. Su vista mas conocida es la que se puede observar desde el arco de Molina.

Casa de la Julianeta © Javier Abad / countrysessions.org

Casa de la Julianeta © Javier Abad / countrysessions.org

Y por último, ¿por qué no subir la cuesta que nos lleva a las murallas para ver una de las estampas más impactantes de Albarracin? La única iluminación de los faroles de sus calles, de la catedral y el castillo, o de la Iglesia de Santiago, hace que merezca la pena pasar algo de frío (si se va en invierno) para disfrutar del espectáculo.

Albarracin al anochecer © Javier Abad / countrysessions.org

Albarracin al anochecer © Javier Abad / countrysessions.org

Sé que faltan muchas cosas: puertas y ventanas ancladas en el tiempo, tiradores de mil y una formas, pequeños detalles, las balaustradas de madera en los balcones de la Plaza Mayor…. sí, es mucho lo que ofrece Albarracín.

Pero no hay lugar para tanto en esta entrada. Quizá más adelante nos animemos con una segunda parte para completar un poco más todo aquello que encierra Albarracín.

Texto y fotografías: © Javier Abad / countrysessions.org

Datos de las fotografías
Olympus OMD EM-1
Olympus Zuiko 12-40 f/2.8 PRO
Olympus Zuiko 40-150 f/2.8 PRO

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