Estando de camino por Ribadeo tuvimos la suerte de poder pasear justo antes de anochecer y disfrutar de las mejores luces de la ciudad.
De regreso de una dura marcha por el campo, según íbamos llegando a Ribadeo podíamos ver cómo se iba poniendo el Sol y cruzábamos los dedos por poder pasear por sus calles durante ese corto espacio de tiempo donde todo parece cambiar antes del anochecer.
La actividad cotidiana de los quehaceres portuarios a veces nos distrae de las cosas importantes que nos rodean y que nos hacen creer que van a estar ahí inmutables,
pero es tanto al comienzo del día que parece iluminar todo por primera vez,
como al atardecer, donde todo parece desvanecerse según se alargan las sombras, cuando se producen unos cambios rápidos de luz que nos dan la verdadera dimensión de todo.
Como no podíamos abarcar todas las posibilidades de la ciudad, nos decidimos a callejear y dejarnos llevar por su ambiente.
En seguida coincidimos en uno de sus sitios más emblemáticos, la Torre de los Moreno. Como no podía ser de otra manera en la Galicia, que tradicionalmente se vio volcada al exterior, está construida por dos hermanos emigrantes bajo la dirección de un arquitecto discípulo de Gaudí, con todas las características del mismo: el modernismo y la decoración geométrico vegetal.
El atardecer le da ese color de grandeza y romántica decadencia que ocultan tras de sí las grandes historias.
También nos fijamos en las antiguas construcciones de un puerto que antaño tuvo que luchar con las duras condiciones del mar para conseguir arrancarle algo de pescado,
Y que hoy contiene un puerto deportivo que al final del día parce teñirse de rojo.
Poco a poco se van encendiendo las luces de casas y barcos sobre los que destaca el puente que une los dos mundos tan distantes y tan cercanos del lado gallego y asturiano.
Decidimos ir hacia el mar abierto, donde se encuentran las antiguas fortificaciones y
finalmente nos llegamos al faro. La oscuridad la noche no consigue ocultar la fuerza del mar donde la naturaleza nos pone en nuestro lugar a pesar de la tecnología de los poderosos barcos de transporte con los que juega caprichosamente cuando se enfurece.
Un café y una agradable charla en la calle junto a un mercadillo tradicional es una buena opción para comentar los avatares del día.
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Texto y fotografías: © Pablo Torras/www.countrysessions.org
DATOS DE LA FOTOGRAFIA
Olympus O-MD E-M1
Objetivo Olympus 12-40mm 1: 2.8 PRO
Objetivo Olympus 40-150mm 1: 2.8 PRO y Duplicador x1,4
Derechos de Autor:
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