Unas fresas peligrosas.

¿Qué acciones cotidianas, inapreciables a simple vista, hacen que poco a poco destruyamos la Naturaleza más cercana y por lo tanto el medioambiente en todo el planeta? En este mundo que vivimos, hasta unas inofensivas fresas esconden grandes desastres.

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©Andrés López / countrysessions.org

Todos de alguna manera u otra influimos en el planeta. Nuestras acciones, pequeñas o grandes, inapreciables o trascendentales, ayudan al desequilibrio constante que sufre el medio ambiente, el incremento del cambio climático, y la pérdida de diversidad natural continuamente.

Este verano he descubierto como uno de mis lugares favoritos para pasear y hacer fotos en Segovia ha dejado de serlo. En el curso del río Moros, en una zona no protegida pero de un gran valor ecológico y faunístico, han dejado de criar las garzas reales, cigüeñas blancas, milanos, aguilas calzadas, etc. Aunque habrá que esperar al próximo año para confirmar este desastre, por la apariencia de los nidos, creo que este año ya no ha existido actividad en la zona.

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©Andrés López / countrysessions.org

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El lugar era una finca muy conocida de cría de ganado bovino, y algo de ovino. Una gran finca, preciosa, con un pinar autóctono muy bien conservado en la ribera del río Moros. En las copas de estos pinos anidaban una buena cantidad de cigüeñas blancas, garzas reales, así como milanos negros, milanos reales, calzadas y culebrera. También zona de alguna pareja de Cigüeña negra (no criaba todos los años), y zona de campeo de buitres negros, alimoches, así como águila real e imperial. En el caso de las garzas reales, es la colonía de cría más septentrional del curso del Duero. Según SEO-Birdlife, la zona es una de las recomendadas Areas Importantes para las Aves, Reserva Ornitológica y Zona Crítica para la Cigüeña Negra por el Plan de Recuperación de esta especie en Castilla y León

La decisión trascendental que los gestores de esta finca ganadera han tomado y que han provocado que desaparezca toda esta riqueza faunística y de importante valor ecológico en la zona, ha sido ni más ni menos que dejar de criar ganado para convertir la finca y sus terrenos aledaños en cultivos agrícolas de regadío, especialmente fresas.

Si bien la decisión, con total seguridad basada en términos económicos y en apariencia inofensiva en sus repercusiones, ha pasado totalmente inadvertida para vecinos, gentes de la zona, y para los propios responsables. Pero la realidad es que, el cultivo de fresas en una comarca históricamente dedicada al cereal de secano, puede haber salido cara a la Naturaleza de Castilla León.

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©Andrés López / countrysessions.org

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©Andrés López / countrysessions.org

El cambio del uso de la zona, a pesar de parecer inofensivo, es muy dañino. Las aves que buscaban en la finca la protección que necesitan para criar, ya no quieren anidar en un lugar donde ahora, día si y día también, grupos de operarios y regantes campan a sus anchas por la zona, antes bien vigilada y cercada. Además, el ganado atraía insectos y en general comida que atraía a las rapaces.

La finca disponía de una guardería que todos los días velaba por que nadie se introdujera en los vallados dedicados al ganado que se encontraban bajo el pinar donde anidan las aves. Esta guardería ha desaparecido, y las aves, que antes vivían y criaban a sus polluelos, con la tranquilidad que pocos lugares tienen ya en estas regiones, ya no pueden desarrollarse de la misma forma.

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©Andrés López / countrysessions.org

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 ©Andrés López / countrysessions.org

Es curioso como cosas que pasan a nuestro alrededor todos los días, sin importancia aparente, pueden suponer tanto desorden y gravedad. Al igual que cerca de 20.000 pozos ilegales que a lo largo de estos últimos veinte años, han ido secando el acuífero de Las Tablas de Daimiel. Nadie ha hecho nada, ningún político ha sido capaz de cerrarlos. Varios gobiernos y ministros de diverso pelaje han pasado sin remediar la sed de Las Tablas. Y ahora se queman por dentro y sin solución.

La decisión de cultivar fresas de regadío en medio de Segovia es un acto cotidiano desde hace unos años en la provincia. Poco a poco desaparecen la avena, el trigo, la cebada, y los campos se convierten en falsos vergeles durante todo el año que viven a costa de un agua preciosa que precisamente en Segovia no es abundante. Campos que servían de cobijo y escondite a sisones, alcaravanes y avutardas, son reemplazados a la fuerza por pequeñas matas verdes que beben litros y litros de agua expulsada por macro-estructuras metálicas. 

Poco a poco las cosas cambian a nuestro alrededor sin darnos cuenta. Unas inofensivas fresas de primavera que comamos mañana, pueden haber supuesto la pérdida de una de las zonas importantes para las aves en Castilla León.

Esperaremos a esta próxima primavera para confirmar el desastre. Seguiremos informando.

©Andrés López / countrysessions.org