Siempre me ha encantado esta forma de arte. Lo considero como un especie de magia el poder transformar en unas horas el cuerpo de un hombre o de una mujer en una estatua, un animal, un personaje mitológico o cualquier cosa que al artista del maquillaje se le ocurra.
Una buena combinacion de colores, la paciencia de la modelo, un sitio tranquilo y con la luz adecuada, hacen de esta sesión de trabajo, que nos olvidemos por un momento del mundo real en el que estamos sumergidos desde que amanece cada día. El body painting es una disciplina del maquillaje muy dura y muy difícil también. No sirve con poner pintura sobre el cuerpo para tapar el color de la carne y ya está. Hace falta tener un poco de complicidad con el modelo y además que al menos el día de antes evitar en lo posible la ropa interior para no dejar marcas en la piel, como cuando se hace fotografía de desnudos. Seria horrible tenerlo todo preparado, el sitio, la luz, el modelo, el estilista… y que cuando te pones a fotografiar resulta que se notan las marcas de los calcetines en las pantorrillas o los tirantes y el aro del sujetador.
Como por ejemplo en este caso, que es para tirarse de los pelos. Todo lo que se lo ha currado el maquillador para que luego se marque todo el sujetador en el costado de la modelo como se puede ver en la foto en la que el estilista está soplando la purpurina sobre la modelo. Esta sesión es un claro ejemplo de lo que no se debe de hacer jamás. Horas de trabajo tiradas por la borda por culpa de un error de principiante.
©Angel Trotter / countrysessions.org
