El museo del Barco vikingo Gokstand. El Espíritu Explorador Noruego

En Oslo podemos visitar un museo con los restos del barco encontrado en un túmulo funerario. Este yacimiento se supone que fue expoliado porque no se hallaron las armas del guerrero enterrado junto a los restos del barco y que eran parte fundamental en los entierros de la época.

© Pablo Torras/www.countrysessions.org

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Además del barco principal se encontraron otros barcos, un trineo, un carro y su equipamiento, con un tipo de decoración que da nombre a una etapa del estilo artístico vikingo donde las figuras se entrelazan unas con otras mediante sus extremidades.

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Los Drakkar o dragones son unas naves que por su bajo calado y poco peso permitirían adentrarse en los ríos y llegar hasta la misma orilla de las playas. En principio estos barcos estaban pensados para ser llevados por los remeros y el timón tenía un sistema especial que permitía retraerse para no chocar con el suelo cuando no hubiera profundidad. Tenían una gran capacidad de maniobra y podían alcanzar velocidades de hasta 14 nudos. Posteriormente se les  añadiría un mástil con una vela rectangular para facilitar las travesías en alta mar. Una réplica moderna del mismo  consiguió llegar a hasta Chicago durante la Exposición Universal de 1983.

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La construcción de estos barcos no es casual sino que es la consecuencia lógica de una época y una zona. Los alargados fiordos de Noruega, llenos de pequeñas islas,  y  el Mar Báltico, de poca profundidad y en el que desembocan gran cantidad de los ríos europeos, hicieron  que  este sistema de barcos sin cuadernas fuese el ideal. De hecho el Mar Báltico por su estrecha conexión con el océano y por el agua dulce de los ríos que van a parar allí,  es de poca salinidad y muy propenso a congelarse en  gran parte durante el invierno.

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Al margen de las ideas románticas posteriores, los vikingos vinieron a ocupar el vacío que dejaron lo romanos por mar. Pasaron de ser sólo los comerciantes del norte a ser también unos conquistadores que aseguraron sus rutas desde Groenlandia hasta el mar Caspio, remontando el Volga, y desde Irlanda hasta todo el Mediterráneo, remontando incluso los ríos hasta el corazón de Francia y de la Península Ibérica.

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Texto y fotografías: ©Pablo S. Torras / countrysessions.org