Los abejarucos (Merops apiaster) visitan nuestros campos en primavera y verano. Armando Aguilera nos cuenta de primera mano una de sus muchas experiencias fotografiando estas vistosas y coloridas aves cuando comienzan a prepararse para la cría.
Desde principios de la primavera ya tenía ganas de ponerme algún día que amaneciera despejado y con buen tiempo, en los taludes arenosos que tengo localizados en el Parque Regional del Sureste y hacer una sesión fotográfica a los abejarucos.
A principios del mes de abril coloqué unos posaderos a base de ramas secas recolectadas por los alrededores, que fueron aceptadas perfectamente por estas aves.
Cuando asoma la cálida luz de los primeros rayos de sol del amanecer es el momento que los abejarucos aprovechan para acicalarse el plumaje, momento que se puede fotografiar algunas poses como estiramientos y plumas erizadas.
Al avanzar el día empieza a aumentar la temperatura y los insectos comienzan su actividad. Es hora de cazar, y los abejarucos se ponen en marcha, realizando vertiginosas acrobacias para cazarlos en el aire.
Durante esa mañana pude realizarle fotografías alimentándose con toda las clases de insectos que pasaban cerca de los posaderos. Abejas, moscas, avispas… hasta el escarabajo que puede apreciarse en la fotografía de arriba.
El abejaruco, como tantas otras aves, expulsa en forma de «egagrópila» las partes no digeribles de los insectos, momento que se observa en la foto anterior.
Es la época de celo y los abejarucos se van emparejando, y comiezar a excavar sus nidos en los taludes de arena fina. En ellos, sacarán adelante a sus pollos.
El macho, para atraer a la hembra, va cazando insectos y se los lleva al posadero, dándoselos como si fuesen regalos.
Antes de entregarle el insecto que ha cazado, en este caso una avispa, lo golpea varias veces en la rama para matarlo y asegurarse que no sea peligroso cuando lo trague. Es característico el ruido que hace el golpeteo del pico contra la madera, pues dentro del hide y aunque no estés mirando en ese momento, eres capaz de saber que está ahí, solo escuchando los golpes.
Los abejarucos son aves migratorias y permanecen en la Península Ibérica en la época estival, desde finales de marzo hasta finales de septiembre, donde tendremos la oportunidad de fotografiarlos.
Texto y fotografías: © Armando Aguilera / www.countrysessions.org
Equipo fotográfico
Cámara Canon EOS 1D Mark lll
Objetivo Canon EF 500mm f/4 L USM
Trípode
Hide (Escondite de tela)