El puente de Brooklyn, uno de las figuras icónicas de la ciudad de Nueva York acaba de cumplir 130 años. Esta estructura une los distritos de Manhattan y de Brooklyn, en el este de la ciudad, y fue construido entre 1870 y 1883. En el momento de su inauguración, con una longitud de 1.825 metros, era el puente colgante más largo del mundo. También fue el primero suspendido mediante cables de acero.
El puente está construido con piedra caliza, granito y cemento, siendo de estilo neogótico, con característicos arcos apuntados en las dos torres laterales.
El puente en la actualidad está abierto a automóviles y peatones, los cuales discurren por una pasarela sobre la calzada. Hasta mediados del siglo pasado también circulaban por el puente tranvias y trenes.
Pasear a lo largo del puente y disfrutar de las vistas de Manhattan desde el barrio de Brooklyn es un pequeño momento de relax que la ciudad que nunca duerme ofrece a sus visitantes.
Fotografías y textos: © Miguel Ángel Fernández / countrysessions.org