El Lago Grunelwald es uno de los grandes lagos que sirven de desahogo de la ciudad tanto en las épocas veraniegas como en las invernales.
Todas las ciudades han sido construidas en los alrededores de grandes masas forestales, cerca del agua, ya sea de mar, lagos o ríos y de posibles campos de cultivo.
Berlín no es una excepción y a su alrededor hay una gran extensión de lagos y parques forestales que recuerdan sus orígenes. Hoy hemos querido fijarnos en éstos antes de adentrarnos en sus calles y en la rica historia de sus monumentos y museos.
En sus aguas heladas a veces se puede patinar y en las pequeñas zonas de deshielo se agrupan todo tipo de anátidas silvestres que comparten el espacio junto a los humanos.
Al parque se pude acceder fácilmente con el tren o en bicicleta y consta de más de 3000 hectáreas. Si bien en las terrazas se disfruta más en verano, en invierno también tienen su encanto detrás de los cristales o en el exterior, con una pequeña manta que te facilitan junto con el café caliente.
Es un espacio propicio para los amantes de los deportes y donde también acuden las familias simplemente para pasear y jugar con sus niños. Ésta afición a pasear simplemente por los parques de los berlineses recuerda a los famosos paseos en el Liceo de los filósofos de la Grecia clásica o a los realizados durante las meditación en los claustros de los monasterios alrededor de una fuente o un árbol que los conecte con la naturaleza.
Y son precisamente estas dos características, el juego y la convivencia en familia los mayores antídotos contra la intolerancia, lejos de la rigidez y de la solemnidad de los ritos oficiales y de los uniformes.
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Texto y fotografías: © Pablo Torras/www.countrysessions.org
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Hermosas fotos del lago y elparque de Berlin.
Por cierto, cerca de Oviedo no hay un gran lago, ni un gran río, más bien regatos. Eso sí, agua no falta.
Saludos Pablo