Martín de Cuba.


©Javier I. Sanchís / countrysessions.org

Hoy os voy a hablar de Martín.

Martín vino a España siendo un “cachorro de dos meses y todavía con los ojos cerrados”. Vino de Cuba con su madre y se establecieron en Fonteta, en el interior de Asturias y ahí lleva viviendo ochenta y seis años, la mayoría de ellos trabajando de pastor para otros y después para él; pero ahora ya no trabaja porque las piernas le fallan aunque el resto del cuerpo está bien. En toda su vida jamás ha tomado medicinas y no deja de dar su paseo diario acompañados de sus perros y el de algún vecino ayudándose con una muleta y un bastón; el mastín es para ahuyentar a las garduñas que todas las noches se internan para quitarle las gallinas que cuida en su corral. “Antes tuve reses, hasta doscientas cabezas pero ahora ya no puedo subir con ellas y lo he dejado”.

Cuando le pregunté cómo se llamaba dijo “Martín López…. Sólo con un apellido porque soy hijo de doncella soltera”

Hablamos de los lobos, jabalíes, garduñas y como no de los osos… “ En ochenta y seis años que llevo aquí jamás lo vi”.

También salió la guerra, nuestra eterna guerra civil….. “Mi madre era de pocas luces, sabe usted y se dejó la partida de nacimiento en Cuba. Así que cuando llamarón al servicio, yo no existía y tampoco cuando vino la guerra; eso sí, había que esconderse por el día para que no nos vieran, a los que no quisieron ir y a mí que, aunque no existiera legalmente si se me veía”.

Dejé a Martín López, con un solo apellido, con sus perros y su paseo y seguí haciendo fotos sabiendo que esta vez no vería al oso pero contento por haberle conocido.

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