El vencejo, ave familiar de nuestras ciudades en primavera, a veces prefiere la cercanía de las ventanas de las casas frente a las agresiones ambientales y de otras aves.
El vencejo (Apus apus) suele anidar junto con las golondrinas en nuestras ciudades. Es un símbolo de la llegada de la primavera. Ya lo decía el poeta «Volverán las oscuras golondrinas…»
© Pablo Torras/www.countrysessions.org
Este caprichoso animal, aun teniendo un amplio parque donde refugiarse, escogió el toldo de la ventana de mi casa por causa de una tumultuosa feria. Con ocasión de las fiestas locales, una serie de chiringuitos ruidosos y llenos de luces acuden durante una semana a la explanada que hay junto al parque. Por si fuera poco, las urracas aprovechan las mañanas para acosar en los árboles a las aves más pequeñas.
© Pablo Torras/www.countrysessions.org
Era tan profundo el trance al que llegó el vencejo en su sueño, que ni siquiera la luz del flash le molestó. Sólo gracias al reflejo automático de sus patas, se mantenía férreamente a garrado al toldo que le mecía con la suave brisa nocturna. Mientras, yo disfrutaba de la compañía temporal de este inesperado inquilino.
Texto y fotografías: © Pablo Torras /www.countrysessions.org
Datos de la fotografía:
Canon EOS 40D
Canon EF-S 17-85
1/80 sec, f/5,6
ISO 200
Flash
Articulo perteneciente a la serie
Fauna Urbana
