Rana común o cómo camuflarse en una pequeña charca.

En esta ocasión nos familiarizaremos con los colores y sonidos de este popular habitante de nuestras charcas, que nos protege de las plagas de insectos.

Llegan los calores y con ellos la necesidad de refrescarnos con el agua  de las charcas. Pero antes de poder ver el agua, detectar su olor a humedad o de oír el murmullo del agua correr, hay un cántico muy característico que nos anuncia su presencia a gran distancia, tanto de día como de noche, y que solamente con oírlo nos introduce en la frescura de las aguas cristalinas.

© Pablo Torras/www.countrysessions.org

Éste es el sonido de la rana común (Pelophylax perezi). El anfibio más abundante de nuestras charcas, la que nos anuncia el verano y la fiel aliada que nos protege de las molestas picaduras de los insectos que viven en ellas.

Sin embargo, a pesar de este potente sonido que sale de las charcas, las ranas no son fácilmente localizables en ellas. Sólo cuando pasado un tiempo se ha hecho la vista a las mismas y cuando se atreven a moverse confiadas, es cuando podemos detectarlas. La mezcla de los colores de su piel y de sus manchas negras, junto con el color de sus ojos, negro azabache, la hacen difícilmente identificable entre las hojas que crecen en el agua.  Apenas sabemos si hay dos o tres ranas en la foto.

© Pablo Torras/www.countrysessions.org

Igualmente,  el color marrón del principio de sus patas se confunde con el barro de la charca. Tanto cuanto les de la luz directa como cuando están a la umbría son difíciles de ver. Como observamos en la imagen, la misma línea delgada de la sombra que avanza hacia la luz las hace cambiar de color.

© Pablo Torras/www.countrysessions.org

Cuando  la oscuridad es ya casi total y no tiene hojas donde esconderse, parecería que destacaría fácilmente sobre la lámina de agua, pero no deja de ser un bulto más entre los otros que hay en el estanque.

© Pablo Torras/www.countrysessions.org

Para saber más sobre la rana común visitar el enlace

Texto y fotografías: Pablo Torras