A veces los castillos no sólo cuentan con la protección de sus muros, sino que también los elementos se alían para ocultar sus secretos.
Estando de visita por Aragón nos decidimos a visitar el famoso castillo de Loarre, pero a veces la climatología se empeña en ponerse en contra y sólo nos pudimos quedar a ante sus muros contemplando su inmensa fortaleza.
Asentado sobre roca caliza se nos antoja que se asemeja al castillo-convento de la película de “El hombre de la Rosa” que ocultaba en su biblioteca el verdadero secreto de la felicidad. No en vano ha sido improvisado plató para varias películas y series de televisión.
Después de atravesar la inmensa llanura junto al pueblo que se encuentra sus pies, se nos aparece entre la niebla, como en la película anteriormente citada, y debido a los caprichos meteorológicos, cuando estábamos dispuestos a invadirlo se protegió con una potente lluvia y una espesa niebla que impedía acceder a él, y que tampoco nos permitió disfrutar de las formidables vistas que desde allí se dominan.
Cuando ya ibamoa a abandonarlo, nos quiso regalar, a modo de guiño, una vista de sus murallas exteriores y nos permitió entrever el paisaje de los pueblos que dominaba.
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Texto y fotografías: © Pablo Torras/www.countrysessions.org