Contra el maltrato y la violencia de género.

Ya estamos aquí de nuevo, después de un par de semanas de parón tecnico bloguero. Como sabéis varios de los miembros de Country Sessions desarrollan actividades de responsabilidad de la Asociación de Fotógrafos de Naturaleza de Madrid (FONAMAD) y en estos días se ha celebrado su Asamblea anual, lo cual ha obligado a dejar un poco olvidado este blog.

Reanudamos la actividad con nuestro interés por no dejar pasar la celebración el pasado 25 de noviembre del Día Internacional contra la Violencia de Genero. Nuestro fotógrafo Pablo S. Torras nos regala imágenes de un viaje a Salzburgo y una reflexión sobre este asunto.

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Parece mentira que en la Europa de la democracia y de los derechos que pretendemos que sean modelo para otras culturas, todavía pervivan formas de violencia fruto de otras épocas atrasadas y que deberían estar arrinconadas en los museos como un ejemplo a evitar y caer en los mismos errores.

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Cuando visité Salzburgo, había un museo de los horrores en el castillo. En él pueden verse junto a un cinturón de castidad, los instrumentos de tortura y las armaduras de soldados de época. Todas estas formas de violencia están relacionadas. La forma de resolver los problemas por las armas, la violencia institucionalizada de la tortura, los castigos desproporcionados, que lejos de intentar corregir los errores, buscan la ridiculización de la persona mediante una máscara metálica y unos grilletes (el condenado sufría el escarnio moral y físico en la plaza pública), y la violencia de los “cinturones de castidad”, fruto de una mal entendida sexualidad exclusivamente genital, donde consideraba a la mujer como una posesión más, y como tal, no se la tenía ningún tipo de confianza. Éstos grilletes femeninos, eran necesarios mientras se emprendían batallas en las que se asolaban pueblos en nombre de no se sabe qué gloriosos ideales.

¿Tanto miedo e inseguridad hay en uno mismo, que hay que recurrir a armaduras y ocultar lo más genuino que nos hace como personas, que son nuestros sentimientos? ¿Sólo hay una forma de resolver nuestra frustración por no conseguir nuestros objetivos, que mediante la violencia que busca hacer daño en vez resolver el problema? La agresividad es un sentimiento necesario que para defender nuestros derechos, pero no necesita avasallar los derechos de los demás para ello. Así lo demostraron Mathama Gandhi, Martin Luther King y tantos otros.

Afortunadamente, cada vez se deja oír más la voz de la otra mitad de la humanidad, más conectada en el día a día con el ciclo de la vida, que son las mujeres. No recuerdo bien dónde leí una vez un cuento infantil. Éste empezaba contando la historia de un príncipe azul que marchó con su ejército a matar un dragón, unos gigantes, un monstruo de tres cabezas, y otros ejércitos. Mientras, las mujeres se encargaban de tareas más importantes, como el cultivo del campo, la ganadería, los diferentes oficios y el arte.

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Realmente me quedo con el otro Salzburgo. El de la ciudad de Mozart, el del director de orquesta H. Von Karajan, el de las muestras de arte y el de las pequeñas callejuelas de los oficios, frente al de los megalíticos castillos, sus armas y su violencia institucionalizada.

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Un último apunte. La violencia no es siempre tan evidente. Empieza cuando uno dice “No te preocupes de nada mi princesa. Mi niña, yo me ocuparé de todo y cuidaré de ti”. De ahí, a «tú no vales nadas y eres una incapaz», hay un paso.

©Pablo S. Torras / countrysessions.org