Un día en el mariposario de Mindo (Ecuador). La metamorfosis de las mariposas. |

Esta primavera después de tanta agua promete ser muy florida y llena de mariposas. Nos acercamos al mariposario de Mindo, en Ecuador, para ver su proceso de eclosión.

Cuando llegan las flores en seguida se nos antoja asociarlas a las mariposas, y es que unas no tienen razón de ser sin las otras. Cuanto más atrayente sean las flores más posibilidad de que acudan las mariposas a libar de su oloroso y dulce néctar y convertirse así en el transporte necesario de información genética para otras flores.

Cabe preguntarse para qué tanto esplendor y ¿qué utilidad tienen las flores?, pero esa es una pregunta más para resolver desde la filosofía, sobre todo en este mundo tan tecnócrata y utilitarista. Nosotros por ahora nos quedamos con la biodiversidad y la belleza caprichosa de este juego entre las flores y mariposas.

Las plantas tienen que pagar a veces el peaje de las orugas que comen algunas de sus hojas, para que luego, cuando se transforman en mariposas puedan dispersar lo más lejos posible el polen que fecundará nuevas plantas.

: © Pablo Torras/www.countrysessions.org

Pero la variedad de la belleza caprichosa de las mariposas no se limita a su estado adulto o larvario, sino también a su fase de crisálida o capullo, donde nos encontraremos desde los colores más apagados y cenizos, que tratan de pasar desapercibidos con la hojarasca,…

…. hasta los verdes que se confunden con las hojas y, finalmente, a los de un brillo metálico que no podría ni imaginar el más audaz de los joyeros.

En el capullo se produce una auténtica metamorfosis donde la oruga desaparece completamente en unos líquidos que la transformarán en un ser alado. Una vez desprendida de su carcasa de crisálida todavía tendrá que pasar un tiempo hasta que sus delicadas alas se sequen.